Uriel Moreno "El Zapata" cumplió con su segundo compromiso del sábado al actuar en Tlaxcala, donde logró un nuevo éxito al indultar un toro de regalo, del hierro de Guanamé luego de una intensa faena que emocionó a los aficionados.
 
El festejo había transcurrido con un toque especial desde el paseíllo a la luz de las candelas, en este bello escenario magníficamente iluminado junto con la torre del excovento de San Francisco, sin embargo la materia prima había dejado mucho que desear, por lo que Uriel anunció el obsequio, un astado que estuvo algún tiempo en la ganadería de José Ángel López Lima.
 
Contrastó del animal su escasa armonía de hechuras con el estilo de embestir y aunque apenas cumplió en varas, permitió a El Zapata realizar una faena festejada durante los tres tercios, destacando las series derechistas de temple y dimensión, tras las cuales el diestro que había cambiado el ayudado por la espada, volvió a la carga para que el público iniciara la petición de indulto que de inmediato atendió el juez.
 
El que abrió plaza fue notoriamente descastado por lo que le pitaron en el arrastre. Uriel trató de fijarlo desde que toreó de capa y banderilleó con su reconocida facilidad, sin embargo la labor de muleta fue intermitente aun habiéndole dado las tablas; un pinchazo y estocada tendida antecedieron a las palmas que le tributaron.
 
Cuando salió el cuarto se escucharon algunos pitos por la falta de trapío; las verónicas fueron movidas ante la embestida descompuesta, pero César Morales se lució en un puyazo que el público reconoció, haciendo lo mismo con El Zapata al banderillear; la labor de muleta fue breve al no conseguir extraer los muletazos, terminó de media estocada y certero descabello recibiendo fuerte ovación.
 
La calidad capotera de Jerónimo se manifestó en sus verónicas de gran sabor rematadas toreramente a una mano; intentó meter al burel en vereda sin conseguirlo plenamente, no obstante al terminar con media ración de acero las palmas sonaron en su honor.
 
 Volvió a armar la escandalera lanceando con majeza al quinto que empezó embistiendo mejor que sus hermanos, lamentablemente no mantuvo esa condición ya que terminó a la defensiva; ante ello, Jerónimo hizo gala de tesón conjuntando una interesante faena que llegó al público, siendo obligado a recorrer el anillo tras haber perdido algún apéndice por señalar dos pinchazos antes de la estocada.
 
Con Israel Téllez ocurrió algo parecido ante el tercero, que presentó complicaciones; lo lanceó sobre piernas y el toro que encontró mal  parado al caballo lo tumbó sin consecuencias; el torero dejó que banderilleara la cuadrilla y poco pudo hacer ante las condiciones de este burel, un pinchazo y estocada fueron suficientes para enviarlo al destazadero y salir a agradecer la fuerte ovación.
 
El sexto resultó descastado y poco vimos de capa, sin embargo el de Uriangato cuajó dos excelentes pares de banderillas respondiendo a algún grito del graderío. Tras doblarse bien estuvo porfiando hasta que el animal terminó rajándose, con una estocada al segundo viaje y dos descabellos finalizó esta labor escuchando palmas.