José Mauricio brindó una actuación llena de clase y cortó cuatro orejas en la quinta corrida de la Feria de Texcoco, una tarde vibrante en la que El Zapata y Joselito Adame pasearon dos apéndices por coleta, saliendo en volandas sólo éste último junto al capitalino, dado que Uriel abandonó la plaza tras matar al cuarto pues toreaba esta noche en Tlaxcala.

Menudo cambio ha demostrado Mauricio desde principios de este 2012, una transformación que lo está posicionando como uno de los toreros mexicanos con mayor proyección. Es verdad que desde novillero había dejado patentes sus cualidades, pero a últimas fechas se había notado a la deriva y su carrera estaba estancada.

Sin duda que uno de los artífices de esa tranformación es su nuevo apoderado, Roberto Fernández "El Quitos", que de esto sabe un rato largo y lo ha ayudado a potenciar esas cualidades que siempre ha tenido. Y hoy, el de Mixcoac ha brindado momentos que rayaron en lo sublime y que desparramaron ese arte que muy pocos pueden atesorar.

Pero no todo fue arte, sino también inteligencia en el redondel. Y es que el primero de su lote tuvo muy poquita fuerza y José Mauricio lo entendió a las mil maravillas, dejándole la muleta a media altura y evitando forzarlo en lo más mínimo. Así, de a poquito, fue construyendo una faena que rompió por todo lo alto e hizo las delicias de la afición, aprovechando a cabalidad la estupenda calidad del de Julián Hamdan.

Primero fue al natural, cuajando trazos tan lentos como elegantes, toreando con las yemas de los dedos y llevando las embestidas a milímetros de la sarga. Luego se acomodó por derecha y ligó muletazos en redondo, sin perder la estética ni un segundo y hasta llegar a abandonarse en el sentimiento. Ahí quedarán los cambiados de mano y los forzados de pecho, así como un trincherazo lleno de solera.

Con fuerza se fue tras el acero y dejó una estocada casi entera que fue suficiente. Con tino, la autoridad concedió las dos orejas, trofeos que paseó feliz en la vuelta al ruedo, recibiendo el cariño de un público que quedó muy complacido con su actuación.

El segundo que le correspondió también tuvo buena condición y con el capote ejecutó un quite en el que combinó chicuelina, tafallera, caleserina y hasta una larga cordobesa. Inició la faena con un cambiado de mano por la espalda con la izquierda y, posteriormente,  recetó buenos muletazos por ambos perfiles.

Quizá la faena no alcanzó el nivel de la primera, pero José Mauricio sí logró dejar pases de bellísima factura, con clase y elegancia. Confiado, el de Mixcoac consiguió hasta una dosantina, la capetillina y ligó adornos de buen calado, como el pase del desdén y una trincherilla.

De nueva cuenta se lanzó con todo sobre el morillo del ejemplar y dejó tres cuartos de acero. Una oreja había concedido el juez Gilberto Ruiz Torres, premio que parecía más que justo, pero el público presionó para un segundo trofeo que finalmente fue otorgado.

Si por ahí alguien echaba en cara ver torear a El Zapata con la muleta, hoy el torero lo hizo y con creces, pues le corrió estupendamente la mano al cuarto de la tarde, un toro que brindó muy buen juego y al que quizá, para ser extraordinario, le faltó tener el mismo recorrido por el pitón izquierdo.

Uriel lució con el capote y banderillas, pero la faena de muleta fue superior. Templadas y largas resultaron las series por derecha, con las zapatillas bien asentadas en la arena y sin dejar de lado los adornos en cites y remates, producto de la creatividad del líder del escalafón mexicano de matadores.

Vibrante el trasteo de Uriel, que remató bien con la espada para pasear con justicia las dos peludas y dar una vuelta al ruedo con rapidez, pues tenía que abandonar la plaza para viajar rumbo a Tlaxcala y cumplir con el compromiso de esta noche.

Su primero fue un toro noble aunque sin estar sobrado de fuerza y transmisión. El Zapata lo recibió con lances muy toreros, cubrió con mérito el segundo tercio y dejó detalles muleteriles, aunque sin que la faena llegara a romper. De no fallar con el acero, pudo haber petición de oreja.

Joselito Adame también triunfó y lo hizo con todo merecimiento. El hidrocálido lució con las banderillas ante su primero e inició la faena toreando por alto. Después, dibujó series con muletazos de factura bella, con limpieza en cada uno de éstos.

Y aunque el burel vino a menos, Joselito siempre insistió y consiguió una dosantina. Con fuerza y entrega ejecutó la suerte de matar, rubricando su labor que fue premiada con una oreja de mérito, bien ganada.

La "Silverio Pérez" se puso en pie con las zapopinas que regaló ante el sexto de la tarde, ese quite tan vistoso que el público le pidió durante toda la tarde. De nuevo expuso con los palos y estructuró su trasteo siéndole paciente al ejemplar, que tenía calidad aunque no mucha transmisión de cara a los tendidos.

Buenos fueron los derechazos logrados, aunque los momentos de mayor intensidad ocurrieron durante las bernardinas con las que rubricó el último episodio de la tarde. Soberbio estocadón, que por si sólo valía la oreja, apéndice que se otorgó con merecimientos por todo lo realizado durante la lidia de este toro.

Y así, con la salida a hombros de José Mauricio, Joselito y el ganadero Julián Hamdan, se puso el punto final a una corrida intensa y que regaló emociones, una tarde de esas en las que el público sale toreando de la plaza y ayudan para crear afición.