Tarde lluviosa y complicada en La México (video)
Domingo, 11 Mar 2012
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Sergio Hidalgo
La corrida tardó en comenzar media hora debido a la lluvia
La fuerte llovizna que comenzó a caer unos minutos antes de la hora de inicio del festejo marcó el rumbo de la tarde, que se torció aún más con el escaso juego de los toros de Pepe Huerta. Y fue así como las buenas intenciones de la terna se estrellaron sin remedio, no obstante que el público aguantó estoico en sus localidades y estaba dispuesto a jalear a los toreros.
Y fue una pena que los ejemplares del hierro del hijo de don Reyes no embistieran, pues hacía tiempo que no venía a la plaza capitalina y se pudo constatar que la divisa tlaxcalteca no atraviesa por buen momento.
Cabe resaltar que el estado del piso no era el óptimo, pero al margen de esta condición adversa, que siempre resulta complicada para los toros, la bravura se manifiesta en cualquier circunstancia, así llueve, truene o caigan relámpagos. Cosa que ahora no sucedió.
Salvo el lote de Marcial Herce, que fue el más potable de la corrida, y del que destacó el quinto por su transmisión, el resto de los toros dieron poco juego y no hubo forma de sacarles mayor provecho.
Fue precisamente la faena al quinto, en la que Herce mostró la luz y la sombra. La luz, por su personal expresión, dotada de empaque y buenas maneras; la sombra, por sus repetidos fallos con los aceros que lo llevaron a escuchar tres avisos. Y terminó descabellando y desoyendo la orden del palco del juez de plaza. ¿Dónde está la autoridad del callejón?
Y si ya en el segundo, un toro berrendo capirote y remendado, había dejado detalles muy toreros sobre la húmeda arena, en el quinto corroboró aquel toreo que tanto nos había entusiasmado hace unos cinco años en "La Florecita" de Ciudad Satélite, cuando parecía que iba a resurgir en medio del olvido.
Ahora la cosa se pondrá todavía más cuesta arriba no sólo para él, sino también para toreros como Humberto Flores o Alberto Espinoza, si consideramos a los jóvenes espadas que vienen arreando como locomotoras, con frescuera y siendo novedad.
Humberto estuvo solvente toda la tarde y enseñó que tiene bien aprendido el oficio delante de un lote incierto, compuesto por un primer toro que terminó su lidia rajándose, y otro que desarrolló genio. En ambos casos, el jalisciense manejó las telas con tersura e hizo faenas medidas, con algunos pasajes de temple, en los que les tapó muy bien la cara a sus enemigos, y poco más.
Por su parte, Espinoza anduvo nervioso y acelerado con su lote, siendo el tercero un toro exigente con el que se echaron en falta más recursos para poder someterlo. No obstante, la gente estuvo con él y trató de alentarlo en una faena sin relieve.
El sexto embistió de muy mala manera, quedándose corto y cayéndose, y cuando podía pegaba fuertes derrotes; así resulta difícil hacer una faena lucida, más aún si no se cuenta con el sitio suficiente para resolver la papeleta.
Al final de la corrida la gente salió de la plaza cabizbaja, y no era para menos. Con un clima así, y el juego de los toros como los de José María Arturo Huerta, la de por sí compleja labor de torear se convierte en una cuestión casi imposible.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Vigésima corrida de la Temporada Grande. Unas 3 mil 500 personas en tarde lluviosa. Toros de
José María Arturo Huerta, desiguales en presentación y de poco juego en su conjunto, salvo el 5o. que tuvo mejor estilo y duración. Pesos: 466, 470, 475, 536, 485 y 508 kilos.
Humberto Flores (negro y oro): Silencio en su lote.
Marcial Herce (caña y azabache): Silencio tras aviso y pitos tras tres avisos.
Alberto Espinoza (carmesí y oro): Silencio y silencio tras aviso. El banderillero
Gerardo Angelino pasó a la enfemería a ser atendido de un golpe sufrido al caer delante de uno de los toros. La hora de comienzo del festejo se aplazó media hora, para que el personal de plaza acondicionara el ruedo que estaba en malas condiciones.
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