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Crónica Reciente

Pablo se despide de México con otro triunfo
Lunes, 16 Mar 2009 | Texcoco, Edomex.
Fuente: Juan Antonio de Labra / Foto: Sergio Hidalgo
       

La última corrida de la campaña mexicana de Pablo Hermoso de Mendoza se saldó con un triunfo de dos orejas, y el reconocimiento unánime de un público que le admira como un auténtico ídolo que conoce a la perfección la idiosincrasia de la gente.

Y como se dio cuenta que al cuarto toro era preciso colocarle sólo un rejón, pues a su primero le afectó mucho el exceso de castigo, así fue como pudo sacar el mayor provecho a un ejemplar muy noble de Fernando de la Mora, que le permitió lucir su renovada cuadra.

De salida se dobló relajadamente montando a “Estella”, pero donde después se percató que el toro iba a desarrollar todo su fondo de nobleza fue corriéndolo por delante, suerte que realizó a escasos centímetros de los paliabiertos pitones.

El toro llegó al tercio de banderillas con mucho son y Pablo lució mucho sobre los lomos de “Silveti”, templando las embestidas con el pecho del caballo que iba galopando por el tercio. Y le clavó dos banderillas en los medios, sin perder nunca la comunicación con el público, que le coreó todo cuanto hizo.

Con “Bribón” ejecutó varias piruetas midiendo bien las distancias, pues el toro se venía con ritmo y eso le permitió al caballista navarro ajustarse y disfrutar su última faena en México, antes de clavar banderillas cortas sobre “Pirata”, un caballo que se mete entre los pitones para dejar a Hermoso realizar diversos adornos.

A la hora de matar colocó un certero rejón en lo alto, y aprovechó la tambaleante agonía del toro para hacer un desplante final, rodilla en tierra, delante de los pitones, lo que provocó el entusiasmo colectivo que se tradujo en la concesión de dos merecidas orejas.

La faena al primero también tuvo su cuota de variedad, pero como el toro sangró demasiado, y hasta estuvo a punto de echarse en la parte final de la lidia, los dos pinchazos previos al rejón postrero restaron emoción y enfriaron los ánimos del público.

Arturo Macías realizó un quitazo por gaoneras al primer toro de Ignacio Garibay, un ejemplar hondo y alto, que imponía mucho respeto. El hidrocálido aguanto con firmeza y se lo zumbó con valentía.

Y esta misma entrega la desplegó durante el resto de la tarde, aunque por momentos el arrebato, y el viento, echaron a perder las buenas intenciones que sí apunto toreando, por naturales, con temple y suavidad al primer toro de su lote, el único realmente potable de los cuatro que echó el flamante presidente de los ganaderos, Pepe Marrón.

La estocada de Arturo a este ejemplar fue otro de los instantes de dramatismo de la corrida, porque fue a toma y daca, y resultó empitonado de fea manera golpeándose con fuerza al caer en la arena. Parecía que estaba calado, pero afortunadamente sólo fue el susto.

El toro que cerró la función se paró demasiado pronto, y aunque Arturo lo intentó de todas las maneras posibles, no hubo forma de obligarlo a tomar un pase con largueza, pues su falta de casta le obligó a defenderse.

Garibay pechó en primer término con el otro toro serio y bien presentado de la corrida, que ocasionó un aparatoso tumbo al Pollo Meléndez, pues recargó en el peto con violencia. Y las primeras cinco embestidas del toro en el inicio de la faena presagiaron algo muy importante, pero sólo fue un espejismo porque de inmediato se rajó en tablas. Esos cinco doblones fueron el escaso balance de un trasteo breve, con el torero haciendo un esfuerzo que no pudo rematar con la espada.

El anovillado quinto se refugió en la puerta de arrastre y Garibay se fue hasta ese terreno a pelearse con él, en una faena recia en la que llegó a desesperarse ante la falta de casta del toro, que pasaba arrollando y desentendiéndose del torero. Lo mató de media estocada tendida y tuvo cierta petición de oreja que no fue atendida por el juez de plaza.

Mención aparte merece el banderillero Armando Ramírez, que actuó bajo las órdenes de Garibay, y que clavó tres sobrebios pares de banderillas al primer toro del lote del capitalino. En las tres ocasiones se dejó ver con torería para asomarse al balcón de manera espectacular y clavó en lo alto, hecho que le sirvió para recoger en el tercio una de las ovaciones más sonoras de la corrida.

Ficha

Lunes 16 de marzo de 2009. Corrida de prefería. Tres cuartos de entrada en tarde soleada, con intermitentes ráfagas de viento. Dos toros de Fernando de la Mora para rejones, de poco juego el 1º y bueno el 4º. Y cuatro de Marrón, disparejos en hechuras y presencia, descastados en su conjunto salvo el 2º, que tuvo calidad. 2o., 5o. y 6o. estaban herrados con el hierro de San Diego de los Padres, propiedad de Pepe Marrón. Pesos: 573, 500, 500 y 579 kilos. De los de rejones no se anunciaron pesos. Pablo Hermoso de Mendoza: Silencio y dos orejas. Ignacio Garibay (carmesí y oro): Silencio tras aviso y palmas tras petición. Arturo Macías (pistache y oro): Dos orejas y palmas tras aviso. A la muerte del 4o., Hermoso dio la vuelta al ruedo en compañía del ganadero Fernando de la Mora y su nieta.

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