La tarde de este domingo, el público del bajío realizó otra buena entrada para presenciar tres toreros de diverso corte. Si la expectación de ver la integridad de Rafael Ortega y la concepción depurada de Juan Pablo Sánchez fue considerable, mayor resultó la provocada por la presentación en esta tierra del torero español Alejandro Talavante; lamentablemente las condiciones del encierro de Bernaldo de Quirós impidió mayores triunfos, sin embargo la tarde encerró matices interesantes.
Rafael Ortega tiene claro que hoy en día las nuevas generaciones vienen marcando el paso con una dinámica arrolladora. Por ello tras, el triunfo de los jóvenes, el de Apizaco ha venido a León con una disposición que lo ha sacado avante en su única comparecencia este año en la plaza de "La Luz".
Cuando el de Tlaxcala remató los lances de recibo, el primero de la tarde clavó los pitones en la arena quebrándose el pitón izquierdo. Al salir el primer reserva, Ortega confeccionó una faena llena de variedad, no sin antes cubrir el segundo tercio, como es su costumbre, con tal alegría que el público lo ovacionó con fuerza; si con los palitroques es efectivo, con la espada lo es aún más, por ello fulminó a su enemigo para pasear la primera oreja.
Con el cuarto de la tarde las cosas rodaron en el mismo sentido, variedad con el capote, un espectacular y largo segundo tercio en el que se incluyó un aplaudido cuarto par de cortas al quiebro. Con la franela, la variedad y la inventiva fueron el catalizador para el reconocimiento de un público que, exigió las dos orejas al ver que Ortega nuevamente ejecutó una estocada hasta la empuñadura, sin duda loable la actitud de un torero con tantos años en los ruedos.
Al presentarse en León, Alejandro Talavante estuvo muy torero toda la tarde, con su primer enemigo dimensionó el toreo que le caracteriza, es decir ortodoxo, clásico y ligado, en el que destaca su peculiar forma de manejar la muleta con una canilla privilegiada, todo ello a pesar de las precarias condiciones del astado, después de sepultar el acero se le concedió una oreja.
Con el quinto de la tarde el español trato de redondear el triunfo. Lamentablemente se topó con un verdadero invalido y por ello solo escuchó palmas, por lo que decidió regalar un sobrero.
Con el de regalo, Talavante tampoco pudo tocar pelo, sin embargo la calidad nuevamente se puso de manifiesto, lentitud con el percal y detalles con la muleta, si bien el burel de Villa Carmela se dejó meter mano, también careció de motor y transmisión, por lo que lo hecho por el extranjero no trascendió en los tendidos.
Juan Pablo Sánchez se presentó por segunda ocasión en este serial, tras haber cortado una oreja en su anterior comparecencia. Desde que se abrió de capa, el hidrocálido buscó agradar; desafortunadamente su primero fue un verdadero invalido, no obstante los incansables esfuerzos del torero, algún sector del público injustamente dejó de valorar su actuación; sin embargo, al final de su labor imperó la cordura y fue llamado al tercio.
El sexto de la tarde fue un astado que tenía una calidad sin discusión, pero también una visible falta de fuerza, ello permitió ver a un joven Juan Pablo, que a pesar de su corta carrera como matador de toros muestra su gran intuición, poco a poco y paso a paso fue confeccionando una faena con pases lentos templado y sobre todo cuidando a niveles de enfermería las embestidas de su enemigo.
Por momentos, y en algunos pases, la lentitud y el temple fue tal que pareció detener las manecillas del reloj, de menos a más y hasta que el motor del astado soportó. Juan Pablo entregó lo que poseé, lamentablemente después de una estocada que no surtió los efectos esperados, el público lo motivo en una emotiva vuelta al ruedo.