Ocho orejas, un indulto y un aguacero de órdago marcaron el cierre triunfal de la 56° Temporada Taurina de Manizales; omo habitualmente sucede en Manizales con los cierres de feria en los que se corren toros de la ganaderia de la casa, Ernesto Gutiérrez Arango, esta tarde asistimos a una corrida memorable en la que los toros fueron los patrocinadores del resonante triunfo. 

Luis Bolívar justificó con su paso por Manizales, todas las ventajas y el trato preferencial que le han dado las empresas en Colombia. Paseó cuatro orejas y provocó el indulto del último de la corrida.  La primera fue una faena limpia, con entrega permanente del colombiano que se erige tarde a tarde gladiador, jugándose la vida en cada una de sus actuaciones.

Toreó de capa con variedad y calidad, y con la muleta se impuso al toro desde el inicio de faena de rodillas en el lodazal para dar cuatro derechazos largos y ligar después primorosas tandas por ambos pitones, aunque por el derecho el toro fue mucho mejor. Mató de excelente estocada y fue premiado con dos orejas. 

No podía cerrar de mejor manera la temporada taurina de Manizales. Luis Bolívar, con indulto y una gran faena en la que acompañó de manera perfecta la calidad y nobleza de "Tablante". Con un ruedo enfangado por la inclemencia de la lluvia, supo dar sitio al toro que no paró de embestir. Bolívar tuvo los recursos para realizar la completa obra que tuvo técnica con ambas manos, largueza de trazo y poderío en la muleta.
 
Esta tarde, Luis fue profeta en su tierra, rotundo, y eficaz, dejando ver al toro, y sacando todo su fondo hasta conseguir el perdón de la vida de "Tablante" y firmar la faena de la feria de Manizales 2012.

 Julián López "El Juli" estuvo enorme en el segundo toro de la tarde, otro pastueño que obedeció con brillantez las señales de Julián que se sintió a gusto desde el quite de varas. Lo mandó como es habitual en él, lo aprovechó con maestría, y lo cuajó a placer. La faena tuvo muchas virtudes, pero sin duda la principal fue la manera en que El Juli hizo crecer al toro que siempre fue a más porque tuvo delante la lidia precisa.

Dos incuestionables orejas para el madrileño, que soñaba con otra réplica de la catedral de Manizales (trofeo oficial de la temporada taurina de Manizales al torero triunfador); y vuelta al ruedo al toro. 

El quinto de la corrida fue buen toro, y de nuevo El Juli lo toreó con clase y poderío. Inspirado por el estoicismo de la afición manizaleña que aguantó el tremendo torrencial, salió a batirse en el duelo que a esa altura ya solo era con Bolívar.

Su mano fue tan baja, que la muleta entera terminó gris como el color del lodo del ruedo; su brazo fue tan largo que los ojos se extraviaron en la hondura de su trazo. Al final solo una oreja después de un pinchazo inoportuno. Juan Mora estuvo exquisito en sus dos faenas. La idea del toreo de siempre, que es patrimonio de su tauromaquia, esta tarde tuvo espacio en la primera faena. La mano suave consintiendo al toro muy justo de fuerza.
 
Con la derecha consiguió series profundas y con mucho empaque; con la izquierda, verticalidad y trazo corto pero artistico. Una oreja. El cuarto lo dejó estar a gusto. Sensible, reposado y generoso. Así estuvo Juan Mora, que en cada visita a Manizales parece agradecer el cariño que este público le tiene. Y otra vez, como para el registro de las cámaras, muchas estampas del toreo de antaño. Falló mucho con la espada y debió salir por su pie en medio de la ovación de la plaza.