Antonio García "El Chihuahua" cayó de pie en su confirmación en la Plaza México, pues más allá de la oreja que cortó con todas las de la ley, dejó un buen ambiente al causar simpatía entre el público que se dio cita para esta primera corrida del año 2012.

Un torero con valor y personalidad fue la impronta que Antonio dejó esta tarde en el ruedo de Insurgentes, un día que para él tuvo matices de gran emotividad debido a que se concretaba un sueño por el que mucho había luchado a lo largo de su todavía joven carrera, esfuerzos y sacrificios que, con las lágrimas que rodaron por sus mejillas al momento de pisar la arena, seguramente se vieron recompensados.

El quite por navarras dejó ver las intenciones del chihuahuense, así como la espactacularidad para cubrir el segundo tercio ante un ejemplar tardo y que tenía una distancia muy concreta. Ya con la muleta, le dio la lidia adecuada pues, sin acosarlo, supo salirle adelante y llegarle a la cara para provocar sus embestidas, logrando ligar los pases con la diestra y templándolos con mucha suavidad, pese a las ráfagas de viento que constantemente dificultaban el toreo.

Al ser bien toreado, el de San Marcos fue agradecido y mostró calidad por este pitón. Y aunque no tuvo el mismo fuelle por el otro, El Chihuahua dejó un par de naturales que calaron en el tendido, siempre con el sello de la entrega que este torero manifiesta en que quehacer taurino. Antonio también combinó por momentos el toreo lento y templado con algunos desplantes que quizá no gustaron del todo, como cuando se arrodilló para ligar ua manoletina.

Derecho como una flecha se fue tras la espada y dejó una estocada muy bien colocada, misma que no dejó dudas para la concesión de la oreja, un trofeo ganado con todas las de la ley y que representa mucho en la carrera de este norteño.

El sexto de la tarde no tuvo prácticamente un pase, pues se defendía constantemente y calamocheaba para quitarse de enfrente los engaños. Pese a ello, Antonio porfió con profesionalismo, pisando terrenos comprometidos y jugándose la voltereta, algo que el público reconoció para despedirlo con aplausos y dejar en claro que se le verá con gusto en caso de darse su repetición, la cual ha ganado verdaderamente.

Ruiz Manuel se enfrentó en primer lugar a un burel encastado que no le puso fácil las cosas, pues había que estar muy firme con él y siempre ganarle pasos. El torero de Almería se notó solvente, con técnica y oficio, pero tardó en encontrarle la distancia correcta el ejemplar, dado que quedaba un tanto retirado para poder ligar. Y cuando lo hizo, cuajó derechazos de buen acabado, aunque su labor no alcanzó a tomar ritmo, en medio de la molestia del viento.

Su segundo presentó complicaciones en los primeros tercios, pero llegó a la muleta con recorrido y cierta clase. Y aunque lo toreó bien, el público le recriminó el hecho de no ajustarse, tomando partido por el astado y despidiendo con pitos al torero después de fallar con el acero.

A Miguel Ortas "Miguelete" le correspondieron dos ejemplares que poco se prestaron para el lucimiento, ya que, si bien es cierto pelearon con los caballos, tuvieron escaso recorrido y llegaron defendiéndose al tercio mortal, ofreciendo dificultades; su segundo, además, fue desarollando sentido.

Miguelete tuvo la habilidad y ciertos recursos para resolver la papeleta sin llevarse voltereta alguna, aunque tampoco hay algo sobresaliente que apuntársele y dijo poco en el ruedo de La México, ya que cumplió pero tampoco pudo darle la lidia adecuada a los ejemplares de su lote, aunado al aire que le complicó más la situación. Y como se puso pesado con el acero ante su segundo, fue abucheado.