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Un buen Gallo canta en la Plaza México (video)

Domingo, 25 Dic 2011    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: Sergio Hidalgo           
Cortó una oreja ganada a ley
El salmantino Eduardo Gallo cayó de pie en la Plaza México y tuvo una afortunada confrimación de alternativa, pues le cortó una oreja de mucho peso al toro de la ceremonia y demostró que puede ser un torero muy del gusto del coso de Insurgentes.

Las chicuelinas iniciales comenzaron a presagiar una labor entonada, la cual tomó entidad luego de la cesión de trastos y conforme el diestro ibérico se fue acoplando con las embestidas de un ejemplar noble y con recorrido, que apuntó falta de fuerza y que fue perdiendo gas conforme transcurría el trasteo.

Muletazos con gran temple comenzó a dibujar con la mano derecha, pero los instantes de mayor calado los consiguió con la zurda, ya que los naturales tuvieron largueza y despaciosidad, haciendo disfrutar a los aficionados con una dosantina precisamente con la sarga en la siniestra.

Y aunque logró entonarse bien con el burel, también es cierto que por momentos le perdió la distancia y se vio un tanto atropellado, algo comprensible si tomamos en cuanta que esta ha sido la primer corrida de su vida en nuestro país y con el toro mexicano.

Tras las dosantinas, un certero espadazo puso punto final a su labor y los pañuelos blanquearon el ambiente para pedir la oreja, trofeo que fue concedido y que Eduardo paseó con todas las de la ley.

El sexto de la tarde fue áspero desde su salida; conforme transcurrió la lidia fue desarollando sentido y llegó al tercer tercio más pendiente del torero que de la muleta. Gallo sacó a relucir su oficio y resolvió las circunstancias para ser despedido con palmas, aplausos cuyo significado es que se le verá con agrado la próxima vez que sea anunciado.

Alfredo Gutiérrez, que fue el padrino de la confirmación y volvía a esta plaza luego de cinco años de ausencia, también cortó una oreja, aunque ésta fue protestada. El ejemplar que hizo cuarto tenía buena condición para embestir, además de nobleza y recorrido, aunque en ocasiones hacía extraños como si tuviera un problema en la vista.

La faena de Gutiérrez fue de más a menos, pues las primeras tandas de derechazos resultaron ligadas y con estupendo pulso, llevando bien toreado al ejemplar y calando con fuerza en el tendido. Sin embargo, la cosa vino a menos cuando tomó la muleta con la otra mano pues, aunque hubo detalles, no existió el mismo temple, aunado a que el toro no tenía la misma calidad por ese perfil.

De nuevo con la derecha, Alfredo notó acelerado y terminó por destemplarse, mientras que algunos aficionados tomaban partido por un toro que se iba rajando. Tras oficiar con el acero hubo petición mayoritaria de oreja, la cual fue concedida y, después, protestada, teniendo el matador que guardársela en el chaleco para dar la vuelta al ruedo.

Su primero fue de los ejemplares malos de la corrida pues, aunque denotó poca fuerza en los primeros tercios, llegó a la muleta con un poquito de violencia y siempre deslucido. Alfredo estuvo ahi, voluntarioso, pero poco había que hacer delante de este burel.

Buena fue la actuación del rejoneador Emiliano Gamero, que demostró interesantes avances con respecto a sus actuaciones en este coso antes de tomar la alternativa. Enfrentó un astado de La Punta que hizo cosas de corraleado en los albores de la lidia, mostrándose incierto, pero que terminó por ser manejable.

Acertada fue la decisión de pasarlo sólo con un rejón de castigo, para luego lucir a lomos de "Arruza", un caballo que dio muestra de alta escuela en cites y adornos que fueron muy del agrado del público. Gamero colocó bien las banderillas y toreó adecuadamente, como también lo hizo sobre "Chicuela", yegua que es hija de "Chicuelo", el famoso caballo de Pablo Hermoso, ejecutando algunas piruetas.

En el ánimo del público, Emiliano colocó banderillas cortas y la rosa, redondeando una labor muy torera aunque algo acelerada que, de no haber fallado con el rejón de muerte, hubiera podido redituarle en una oreja que tenía ganada realmente a ley.

La tarde de Alejandro Martínez Vértiz ha sido para el olvido. Sin ser un dechado de clase, el primero de su lote fue manejable y acudía bien a los engaños, pero la larga distancia a la que lo toreó hizo imposible la conexión con el tendido.

El quinto del festejo fue un manso perdido que huía constamente de los cites y doblaba contrario. Y aunque el toro no ofrecía posibilidad alguna, el público se metió fuerte con Martínez Vértiz debido a su falta de recursos y, sobre todo, al escaso valor para solventar la papeleta. Y así, incapaz de imponerse, el toro se adueñó de la situación, volteando la cara una y otra vez hasta que sonaron los tres avisos ante un abucheo de importante magnitud.

Ficha
México, D.F.- Plaza México. Octava corrida de la Temporada Grande. Unas cinco mil personas en tarde fresca, con algunas ráfagas de viento. Un toro de La Punta para rejones, manejable, y seis de Campo Hermoso, bien presentados y de variado comportamiento. Pesos: 470, 505, 498, 500, 495, 550 y 508 kilos. El rejoneador Emiliano Gamero: Ovación. Alfredo Gutiérrez (champaña y oro): Silencio y oreja con protestas. Alejandro Martínez Vértiz (verde botella y oro): Silencio y bronca tras tres avisos. Eduardo Gallo (hoja seca y oro): Oreja y palmas tras aviso. Gallo confirmó con el toro "Moradito", número 88, con 505 kilos. Destacó en banderillas Fernando García, que saludó,


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