Un debut triunfal, y otro con despedida (video)
Domingo, 19 Ago 2012
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Sergio Hidalgo
El español realizó la labor más redonda con el cuarto novillo
El destino tenía reservado dos finales distintos para los debutantes, el español Miguel de Pablo y Jaime Adrián, que vivieron historias contrarias a lo largo de la misma tarde: el primero, cortó una oreja y saboreó el triunfo; el segundo, se dejó vivo al sexto novillo de Brito y se cortó la coleta.
En medio de ambos casos, Antonio Galindo bosquejó detalles de calidad, aunque sin llegar a redondear. Una vez más, la incertidumbre fue un factor muy significativo en la séptima novillada de la Temporada Chica.
Miguel de Pablo es un torero curtido y con más rodaje, lo que se notó en la forma como afronto este compromiso, el de su presentación en la Plaza México. Y desde que se abrió de capa mostró oficio y disposición, lo que finalmente se tradujo en la concesión de un apéndice.
De los pasajes más destacados de su actuación destaca un par de recortes con el capote, así como las suaves y rítmicas chicuelinas al paso que ejecutó para llevar al cuarto novillo al caballo.
La faena de mayor contenido la hizo precisamente delante de este novillo, al que dio tiempo y trató de templar en todo momento para conseguir muletazos limpios en los que se mostró asentado y le llegó al escaso público que había en el tendido.
Aunque en ninguna de sus dos intervenciones mató con ortodoxia, pues señaló estocadas enteras y efectivas, pero caída la primera y desprendida la segunda, el juez de plaza le concedió un apéndice del cuarto ejemplar, quizá como un premio a la labor de conjunto.
En contraparte, Jaime Adrían se vio verde y dubitativo, con una técnica muy deficiente y cierto valor para aguantar las inciertas embestidas del lote que se prestó menos al lucimiento.
Su primer novillo salió a defenderse y fue violento casi durante toda la lidia, lo que impidió a Jaime correr la mano, pues el trasteo tuvo demasiados enganchones de muleta.
El boyancón sexto tenía peligro sordo y a pesar de ello, el novillero trató de quedarse quieto y hacerle bien las cosas, pero una vez más su falta de fibra y trazo no lo dejó andar a gusto. Para colmo de males se dio a pinchar y se demoró demasiado en emplear el descabello con tino hasta que escuchó tres avisos.
En un arrebato que le honra, decidió, ahí mismo, desprenderse el añadido y decir adiós a la profesión, hecho que representa, sin lugar a dudas, ser coherente y no darse coba.
Cabe mencionar que una mujer –decían por ahí que era la novia del torero– fungió como moza de espadas, una rareza que se recordará como anécdota más aún porque la señora hizo una seña obscena a un gritón, levantando el dedo corazón de la mano derecha, cuando éste le dedicó un jocoso chascarillo. Así las cosas. Chungo, pues.
Antonio Galindo, que el año pasado toreó en este escenario y también en la Plaza Arroyo, donde apuntó buenas maneras, intentó buscarle las vueltas a los dos novillos que le tocaron en suerte.
El tlaxcalteca dejó destellos de clasicismo, sobre todo con el quinto novillo de la tarde, pero no consiguió elevar el nivel de emoción y sólo estuvo aseado y discreto. Mató de dos estocadas efectivas –y desprendidas– y se retiró en silencio. Se nota que no ha tenido actividad frecuente, lo que sin duda afecta mucho el desarrollo de la carrera de un torero, más aún en este etapa, la de novillero.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Séptima novillada de la Temporada Chica. Unas mil 800 personas en tarde soleada en un principio y con ligera llovizna hacia el final. Novillos de
Brito, bien presentados y de escaso juego en su conjunto, de los que sobresalió el 4o. que fue el más manejable. Pesos: 406, 400, 385, 414, 400 y 440 kilos.
Miguel de Pablo (negro y oro): Silencio y oreja con ligeras protestas.
Antonio Galindo (blanco y azabache): Silencio en su lote.
Jaime Adrián (nazareno y oro): Silencio y pitos tras tres avisos. Incidencias: Destacó en varas
César Morales, y con las banderillas
Sergio González. Al final de la lidia del 6o.,
Jaime Adrián se desprendió el añadido y se fue a los medios a mostrarlo al escaso público que había en el tendido, lo que provocó una ovación a su gesto.
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