Ni el mal tiempo, porque amenazaba lluvia, ni la ceremonia de entrega de los Óscares cinematográficos, impidieron que esta tarde la plaza tuviera la mejor entrada de la Temporada Grande para ver la reaparición de Pablo Hermoso de Mendoza.

La emoción que causó el regreso del rejoneador navarro a la México era perceptible, no sólo en los aficionados asiduos sino en personas que regularmente no se paran en las plazas de toros, y esas personas que habían oído hablar de este hombre que, montado en un caballo, arma revoluciones y emociona hasta al más rejego, fueron las que casi llenaron la plaza.

Desde su última comparecencia, aquella inolvidable tarde en que “Pajarito” saltó al tendido, el 29 de enero de 2006, Pablo Hermoso cortó un rabo, y a Xavier Ocampo se le armó tremenda bronca; habían pasado ya tres largos años. La espera fue incierta, pero al final valió la pena tal y como sucedió con Enrique Ponce hace algunos domingos.

Toda la gente que se aglomeró en la plaza para ver al rejoneador salió más que satisfecha, y no precisamente por el resultado reflejado en la ficha del festejo: ¡otro rabo!, pues ahora fue una abrumante mayoría la que rechazó la rápida, inesperada y exagerada concesión del rabo. Los jueces de plaza se están convirtiendo en los personajes más abucheados y más impopulares entre el público.

En cambio, Pablo, a quien hoy en más de una ocasión le gritaron: “¡Pablo qué hermoso eres!”, sabiamente supo convertir los silbidos y protestas en aplausos y encomios cuando arrojó el rabo al iniciar la vuelta al ruedo, dándola solamente con las dos orejas en mano. El ganadero Eduardo Martínez Urquidi, quien festeja dos toros premiados, uno con vuelta al ruedo y otro con arrastre lento, lo acompañó en la segunda mitad de la vuelta y festejó, junto con él, en el centro del ruedo.

Por otro lado, El Payo brindó la muerte de su primer toro de nombre “San Gremal” al ex director técnico de la selección mexicana, y más recientemente del Club Atlético de Madrid, Xavier Aguirre, quien sin duda se convirtió en el más fotografiado y asediado por la prensa.

No paró de dar entrevistas, de posar para fotógrafos y de saludar a todo aquél “pambolero” que se le acercaba a saludarlo. Su presencia en nuestro país sembró todo tipo de dudas entre los presentes sobre si venía a cabildear un posible regreso a la selección nacional. Alguien le grito “¡Te queremos en el Tri!” a lo que él respondió con un saludo y una sonrisa. Lo malo es que sólo estará en México un par de días, y la razón de su estancia era una visita al doctor, según dijo.

También se llevó alguna que otra mentada de madre que lo tomó por sorpresa e hizo que pusiera cara de "¿y yo qué?" Son los pequeños inconvenientes que provocan las infortunadas actuaciones de nuestra selección.

Pero la temporada no terminó el día de hoy, pues siguen por delante algunas fechas que pueden resultar interesantes. Esperemos que el público que hizo que la temporada repuntara extraordinariamente, responda con el mismo interés que ha mostrado en las últimas corridas.

Y Pablo, ¡ya te extrañábamos!