José Luis Angelino fue el gran triunfador de la corrida de esta tarde en Huamantla, conmemorando los 50 años de la ganadería de Tenexac, pues brindó una estupenda actuación y paseó untotal de cuatro orejas, saliendo en volandas al término del festejo.

A decir verdad, Angelino fue el único favorecido en el sorteo al llevarse el lote bueno; aunque si bien es cierto que lo aprovechó cabalmente, también es prudente señalar que los premios estuvieron en promoción; toreó cadenciosamente a la verónica en su primero, antes que éste peleara con el caballo y fuera banderilleado con lucimiento por el matador.

El toro llegó con fijeza y desplazándose bien, lo que aprovechó para torearlo templadamente sobre ambas manos, la estocada algo trasera fue suficiente y con generosidad le concedieron las orejas, la segunda fue protestada; la tuvo que dejar y al burel lo ovacionaron.
 
El quinto con menor presencia que sus hermanos recibió poco castigo y el torero le puso únicamente dos pares de banderillas; dos estatuarios en el tercio precedieron a una faena con el recurso del acompañamiento musical para ponerle pimienta y llegar a la masa.

Se fue con rectitud tras la espada quedando desprendida, eso sí las dos orejas se concedieron con prontitud, escuchándose nuevamente algunas protestas y premiando al burel con arrastre exagerado a nuestro parecer.
 
El que abrió plaza se volvía codicioso sobre el capote de Jerónimo, que lo manejó con su habitual sentimiento en las verónicas. El de Tenexac exigió firmeza de procedimientos, así lo entendió el torero que dispuesto resolvió la papeleta consiguiendo aislados muletazos por pitón derecho; caló la primera estocada terminando con otra de mejor colocación y escuchó palmas.
 
Lanceó sobre piernas al cuarto que terminó con embestidas cortas en el tercio de muleta; a base de aguantarle y templarlo consiguió prolongar algunos muletazos, luego al pretender pasarlo por el lado izquierdo el toro se empezó a escupir, buscando sacarle provecho en los últimas embestidas, la estocada quedó abajo pero escuchó algunas palmas.
 
De bonita lámina fue el tercero para el michoacano Jorge Sotelo, nada vimos de capa y después de su brindis al embajador de España, en pocos momentos encontró respuesta del toro que soseó primero y terminó rajándose. El silencio le acompañó a la barrera.
 
El sexto no veía bien golpeándose hasta en tres ocasiones con los burladeros, luego estuvo a punto de llevarse por delante a Sotelo cuando apenas había cogido el capote. Se ordenó el cambio siendo sustituído por uno de Villa Carmela, feo de hechuras y comportamiento de morucho, decepcionado buscó de inmediato la igualada despachándolo como pudo para retirarse en silencio