La madrugada de este viernes falleció el juez de plaza Facundo Arroyo en el Hospital La Raza del Distrito Federal, como consecuencia de una neumonía que se le complicó por una bacteria que lo atacó en los últimos meses, cuando contaba 83 años de edad.

Sus restos están siendo velados en el Panteón Francés de San Joaquín, donde mañana recibirán sepultura.

Don Facundo era ingeniero de profesión, y desde siempre fue un entusiasta aficionado que se dejaba ver en distintas plazas. Hace ya muchos años comenzó a presidir festejos taurinos, y su etapa de mayor trabajo fue precisamente en Texcoco, donde ocupó el palco de la autoridad durante unos 25 años.

Aunque daba la impresión de ser una persona seria, y hasta un tanto hosco, en el fondo de aquella primera apariencia se escondía un ser jovial y muy humano, al que gustaba referir anécdotas y gastar bromas. Asimismo, disfrutaba escuchar y opinar, a veces acaloradamente, en las tertulias taurinas, como aquella que tenía con dos entrañables amigos ya fallecidos: Aurelio Arriola "Yeyo" y José Luis Carús.

Siempre atento y diligente, además de bien vestido, don Facundo era un personaje respetado y querido por la familia taurina, sobre todo por los monosabios, subalternos y otras autoridades de plaza, con las que guardaba una cercana relación de amistad.

Los últimos festejos que presidió fueron las novilladas del serial "Porque quiero ser torero", que se llevaron a cabo en el Lienzo Charro del Pedregal, del sur de la ciudad de México.

Desde aquí enviamos nuestro más sentido pésame a su viuda, Delia Romero, así como a sus hijos Adriana y Miguel, por la sensible pérdida de Facundo Arroyo, un taurino sincero y de gran corazón.