A base de valor y entrega, Alberto Espinoza escribió una página más en su carrera al cortar una oreja de peso, después de haber sufrido una cornada en el escroto, durante su debut en Aguascalientes, en un festejo en el que también tocaron pelo Antonio Barrera e Ignacio Garibay.
Tal vez una de las contrataciones modestas del presente serial ha sido la de Alberto Espinoza; la empresa ha tenido un acierto en esto, ya que el norteño en su presentación ha demostrado que su destacada actuación en la pasada temporada grande no fue obra de la casualidad, consciente del compromiso que implicaba presentarse en la monumental de Aguascalientes ha tenido una actuación de entrega.
Cuando el tercero de la tarde fue anunciado como "Zapatero", irremediablemente pensamos en aquella tarde del 13 de febrero de 1944 cuando un toro de La Punta del mismo nombre, casi acaba con la vida del inolvidable Silverio Pérez.
Sin embargo, en esta ocasión Alberto Espinoza dibujó lances con cadencia que fueron el preámbulo de una faena medida y con detalles caracterizados por una rara estética: al estar en el muletazo con la mano derecha, su mano izquierda apuntaba a las alturas, recordando un poco el toreo heterodoxo de Antonio Borrero "Chamaco"; por momentos, la lentitud con la El Cuate caló hondo en los tendidos. Mató de media estocada y saludó en el tercio con mucha fuerza.
Con el que cerró plaza y viendo que sus alternantes ya habían tocado pelo, Espinoza se la jugó de verdad, con el capote lanceó cadenciosamente a "Revenido" con el cual también realizó un ajustado quite por chicuelinas.
Durante su labor con la muleta, el astado desarrollo un peligro sordo, sin embargo el torero lejos de amilanarse se metió entre los pitones para arrancar muletazos de mucha valía, lamentablemente en un momento fue prendido de fea manera recibiendo una cornada en la región escrotal, y sin mirarse la ropa y a pesar de las asistencias volvió a la cara del toro para terminar sus entregada actuación, después de pinchar dio muerte a su enemigo para recibir una meritoria oreja, después por su propio píe pasó a la enfermería.
Antonio Barrera es un torero que siempre está en la pelea, sobre todo en plazas de tanta importancia como la monumental. Hoy compareció por segunda ocasión en el presente serial y por ello buscó tocar pelo, ya que el pasado lunes se fue de vacío con la corrida de Santa Fe del Campo.
Con el que abrió plaza ha tenido una actuación convincente, verónicas y gaoneras con el percal, un trasteo derechista a "Andasolo", un toro manejable pero con suma debilidad, al cual el sevillano ayudó toreándolo a media altura, logrando momentos interesantes en los que la variedad y el entendimiento lo hicieron lucir. Sepultó el acero para recorrer el anillo con una oreja.
El cuarto fue "Azucarero" que desde su salida representó una encrucijada para el torero español, intentó lucir con el capote y con la muleta tuvo algunos pasajes de calidad, no obstante la faena no trascendió, se puso pesado con el acero y escuchó palmas.
Ignacio Garibay también compareció por segunda ocasión; con "Mi Viejo" apenas pudo dibujar su expresión capotera, su labor con la muleta se desarrolló entre altibajos que no le permitieron el lucimiento, aunque hay que decir que el astado desarrolló sentido. La voluntad del torero quedó patente al algunos momentos, por su pundonor la gente lo obligó a saludar en el tercio.
Con su segundo enemigo, Garibay nuevamente estuvo muy voluntarioso, tanto con el percal como con la franela buscó agradar, sin embargo realizó una faena sin ligazón en la que podemos destacar algunos muletazos por el lado izquierdo que resultaron de calidad, mató a "Ocarino" de manera efectiva para recibir una oreja misma que fue protestada por un sector del público.