Pocas veces se ve que, en un encierro, los seis ejemplares funcionen; hoy fue uno de esos días, pues todos novillos de Magdalena González, propiedad de Javier Iturbe, dieron un estupendo juego y al término del lluvioso festejo en Texcoco pudimos exclamar: "De seis, ¡seis!"

Naturalmente que los novillos, que además estuvieron debidamente presentados, tuvieron diferentes matices y hubo algunos mejores que otros, pero todos demostraron una buena condición y fueron materia propicia para que la tercia pudiera lograr un triunfo grande, aunque fueron desaprovechados y llegaron al destazadero con las orejas, que estaban puestas con alfileres.

Al segundo de la tarde, que correspondió a Saúl Vázquez, se le dio una merecida vuelta al ruedo. El ejemplar se arrancaba de largo con alegría y tomó muchísimos muletazos, metiendo la cabeza con clase y fuerza, recorrido por ambos pitones y fijeza; en síntesis, un cúmulo de virtudes que pusieron emoción en el ruedo y estuvieron por encima de su lidiador.

Saúl dio lo mejor de si mismo y eso le gustó al público, pues recibió al novillo a portagayola, intentó una gran variedad de suertes y conectó por momentos con el tendido. Sin embargo, dejó ver que aún está muy verde y le falta aguante, pues constantemente echaba la "pata pa´ atrás" y eso deslucía, aunque cuajó adornos muy bellos.

Ya en medio de la lluvia, enfrentó en segundo lugar a un ejemplar muy noble y con el que se acomodó por momentos, aunque sin redondear mayormente. El novillo iba con claridad a los engaños y jamás tuvo malas ideas, colaborando de maravilla con Saúl, que tampoco se acopló del todo, aunque se justifica de alguna forma por su escaso rodaje.

César Ibelles ha mejorado mucho técnicamente, pues se nota solvente delante de la cara de los novillos y sabe resolver las dificultades que se le llegan a presentar. Sin embargo, le cuesta conectar con la gente y en ocasiones se nota un tanto frío.

Pureba de ello es que pegó los mejores muletazos de toda la tarde delante del encastado cuarto, pero el público no le coreó como se merecían esos trazos largos y llenos de temple con la mano diestra, y algunos más al natural, destellos importantes de una faena que no fue a más porque el novillo terminó imponiéndose.

Su primero tenía muy poquita fuerza, pero voluntad para embestir y clase al acudir a la muleta. Ibelles lo hizo bien, pues supo torearlo a media altura y sin forzarlo, consiguiendo muletazos de buen acabado. Quizá pudo haber cortado una oreja de no haber fallado con el acero.

Muy verde está Antonio Mercado, pero tiene valor y se queda quieto a pesar de ser volteado con frecuencia, además de transmitir con el público. Su primer enemigo poco peleó en varas, pero llegó embistiendo con calidad al tercer tercio y se tragó una gran cantidad de pases, siempre acudiendo con prestancia. Algunos buenos destellos en medio de una faena sin estructura, pero con el sello de la entrega absoluta.

El sexto también funcionó y la fuerte lluvia no le impidió a Mercado volver a entregarse, pero de nueva cuenta su verdor le hizo quedarse por debajo de la clase de su enemigo, de tal forma que la faena no tomó vuelo, retirándose en silencio tras escuchar dos avisos por ponerse muy pesado con la toledana.

Mañana lidia de nueva cuenta Magdalena González en Texcoco, pero ahora una corrida de toros. Si los ejemplares muestran la clase de los novillos, seguramente veremos una gran tarde con las tres mujeres en el redondel.