Con una actuación solvente ante los dos toros de Santa María que le correspondieron en suerte, Fermín Spínola se alzó como triunfador del festejo al cortarle la oreja a cada uno, en dos faenas distintas como distinto fue el juego de sus toros que, por cierto y hablando futbolísticamente, jugaban en casa.

Fue interesante volver a ver en la Plaza Santa María el hierro de la "S" y la "M", que no lidiaba un encierro completo desde, si no mal recuerdo, una novillada en el 2003, cuando la plaza cumplió 40 años de inaugurada.

El primero de su lote tuvo más bien el recorrido justo, y la faena, que tuvo interés y que estuvo por encima de las condiciones del toro, tuvo dos partes diferenciadas, una donde hubo de alargar con la muleta las embestidas por el lado derecho –el más potable-, y la segunda donde acabó metido entre los pitones. Como culminó el trasteo de una buena estocada, de inmediato la gente sacó los pañuelos solicitando el premio, que fue entregado.

La mayor virtud del que cerró plaza, el más claro del encierro, fue la clase que mostró desde el capote, con el que Fermín estuvo a gusto en los lances de recibo y después en un lucido quite por navarras. En la muleta, el de Santa María volvió a mostrar esa clase y le permitió a Fermín recrearse en trazos largos por el pitón derecho, ya que por el izquierdo tuvo menos claridad. Una vez que el toro se vino a menos, Fermín se fue por la espada y dejó media estocada algo delantera, pero que fue suficiente para que de nueva cuenta el tendido albeara y fuera solicitada la segunda oreja para su esportón. Al final de la corrida salió a hombros, ojalá con buenas sensaciones de cara a su inminente e importante compromiso en España.

Leonardo Benítez, que debutaba en la plaza de la tierra donde ha establecido su hogar desde hace algún tiempo, pudo obtener una oreja ante el quinto de la corrida, un toro exigente y con transmisión, con el que estuvo empeñoso y que al final le permitió tocar pelo en esta su presentación en la Santa María. De salida el toro se revolvía en un palmo, y Leonardo supo resolver con el capote para escuchar las primeras palmas de la faena. En el caballo, el de Santa María empujó fuerte para provocar un tumbo, tras lo cual hubo de ser puesto nuevamente en suerte para recibir un castigo que rayó entre lo poco ortodoxo y lo excesivo.

En el último tercio el toro repitió buena parte de lo que mostró en el capote, y Leonardo hubo de porfiar ante las exigentes embestidas sobre todo por el pitón derecho, ya que por el lado contrario se encontró con menos posibilidades. Culminó de una estocada entera que fue suficiente, para que la gente, que valoró el esfuerzo y disposición, solicitara la oreja que fue concedida.

En el mismo tenor estuvo con su primero, un toro con menos posibilidades ya que tenía el recorrido más justo, y donde lo más aplaudido fue el tercio de banderillas que compartió con Fermín Spínola. Tras media estocada baja y un pinchazo escuchó palmas.

Un balance de palmas y vuelta al ruedo obtuvo Gastón Santos ante los dos toros, de hierros distintos, que le correspondieron. Ante el primero, de Santa María, que tuvo buen son aunque tenía el recorrido justo, estuvo aseado tanto en los dos rejones de castigo como en las tres banderillas que colocó. Tras la buena pega de los Forcados de México, Gastón prefirió omitir los adornos finales e irse por el rejón de muerte, dejando primero un pinchazo y después una ración entera pero atravesada y que asomó apenas. Hubo de echar pie a tierra para concluir su faena de un descabello para escuchar palmas.

Su segundo, que perteneció al hierro de Carranco, tuvo calidad y le permitió una faena con más transmisión al tendido que el anterior, incluso sufriendo una caída sin consecuencias al casi dar la vuelta completa al ruedo y llevando las embestidas cerca de su cabalgadura. Después de la buena pega al tercer intento de los Forcados Queretanos, y tras adornarse con las banderillas cortas, dejó Gastón media ración caída del rejón de muerte. Dio la vuelta al ruedo acompañado por los forcados Alfredo Caballero y Fernando Jurado.

Será interesante el análisis que hagan del encierro que lidiaron esta tarde los empresarios y ganaderos Nicolás González Rivas y Nicolás González Aréstegui. A buen seguro que disfrutaron con la exigencia del quinto como la clase del sexto, y quizás sobre todo, ver la divisa naranja anunciada como encierrro titular en su plaza.