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Adame, una oreja; Escribano, a hombros (fotos)

Sábado, 25 Dic 2010    México, D.F.    Rodrigo Urrego I Especial          
Cortó la oreja del primero, pero escuchó los tres avisos en el segundo

Si fuera por los novillos, la novillada con la que se abrió la feria, sin duda, no hizo méritos para trascender en la historia. Por eso, el paso para hacerlo tenía que venir por cuenta de los toreros. Y fue un español, Cristian Escribano, que en el último capítulo escribió las mejores letras para ser recordado.
 
El sexto no albergaba esperanzas, más que el final de un duro trámite para los aficionados, marcado por la mansedumbre y múltiples complicaciones de cuatro novillos. Pero a Escribano le bastaba que el último metiera la cara, y con la mínima materia prima, construir una obra tan sólida y contundente que merecía las dos orejas, como de hecho se las llevó.
 
Las verónicas de saludo fueron de un trazo excepcional. Quizás sólo superadas por dos medias, una de remate en el saludo, y otra para dejare en suerte al novillo en el primer tercio. La muleta de Escribano mantuvo el excelente trazo, al mismo que le sumó emoción y actitud, con una soberbia tanda con las dos rodillas en tierra. Por ambos pitones, la muleta desplegó calidad. La faena mantuvo su nivel, un nivel de toreo bueno y caro.
 
Antes, ante un muy malo tercero, Escribano estuvo firme e hizo que el novillo se asustara y pareciera acobardarse con lo que el torero le proponía.
 
El mexicano Gerardo Adame impactó. También con firmeza, y con un seco y sereno valor. Fueron los argumentos para sacar partido de un pozo con poco fondo, y con una que otra mala idea, como el que suponía el imponente castaño que hizo segundo.
 
Fue un novillo que no tenía recorrido, que embestía con la cara a la altura del corbatín, y que el mexicano consiguió enredar y hasta robarle naturales recios. Adame, se sintió más cómodo cerca de los pitones, y el arrimón conmovió, aunque al grueso de un público poco ilustrado, pareció no impresionarle. Por eso, el presidente por su propio criterio, decidió premiarlo con una oreja, un premio que pocos reclamaron y que si bien podría sobrar, no deja de ser un buen premio para una faena con mucho peso.
 
El quinto fue el peor del deslucido encierro. Corrió acobardado y a pesar de la disposición, Adame no consiguió que el de Puerta de Hierro entregara al menos una embestida franca. Incluso, para matarlo fue un suplicio que supuso los tres avisos de clarín.
 
Eso sí, el encierro de Puerta de Hierro tuvo un novillo notable, el primero de la tarde. Porque se movió con claridad, embestía con calidad y con un admirable ritmo pausado. Juan Camilo Alzate hubiese preferido mayor emoción en la embestida, por eso quizás no consiguió redondear faena y su actuación tuvo muchos altibajos.
 
Lo mejor de Alzate fue la efectiva estocada, que no alcanzó para que el presidente asomara el pañuelo blanco. El que sí salió fue el de la vuelta al ruedo para el novillo, otro premio que nadie reclamó y que se apreció muy exagerado.

Ficha
Cali, plaza de toros de Cañaverajo. Novillada de Feria. Casi tres cuartos de entrada.Se lidiaron seis novillos de Puerta de Hierro, desiguales de presentación y comportamiento. Noble el sexto, muy potable el primero y mansos los otros cuatro. Pesos: 498, 428, 436, 412, 452 y 438 kilos. Juan Camilo Alzate (burdeos y oro): silencio en ambos. Gerardo Adame (tabaco y oro): Oreja con protestas y silencio tras tres avisos. Cristian Escribano (palo de rosa y oro): Palmas y dos orejas.


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