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Ruedo: Así, mejor

Miércoles, 08 Dic 2010    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Récord   
La columna de este miércoles

Después del toreo de cercanías y medios pases de quince días antes, Miguel Ángel Perera dibujó trazos largos que nos permitieron disfrutarlo mucho más, el domingo último en la Plaza México.


Y es que su primer toro, noble y pastueño, el único que se salvó del calamitoso encierro de Campo Real, se lo permitió. Surgió entonces el toreo de gran dimensión, más desahogado, del diestro extremeño, que encogía un poco el brazo y se recreaba con sentimiento, arrastrando los flecos de la muleta por la arena.


La corrida tropezó constantemente debido al descastamiento de los toros y nos preguntábamos por qué los toreros habían elegido aquella ganadería. No dejaremos de insistir que es con toros verdaderamente bravos que ponen a prueba a sus lidiadores, como las faenas alcanzan trascendencia.


Con el toro de regalo de Garfias, que obviamente se distinguió de los del hierro titular, el picador Luis Miguel González ejecutó un soberbio puyazo. ¡Así es Luis Miguel, sin rectificar, sin meter y sacar la puya, aguantando valientemente la reunión! 


Fuereños


Los toreros extranjeros están dando mucho de qué hablar en la Temporada Grande. Y seguirán viniendo a apretar fuertemente a los diestros nativos. Después de la segunda comparecencia de Sebastián Castella programada para este domingo, el 19 seguramente vendrá el madrileño Matías Tejela, y el 26 el almeriense Ruiz Manuel para lidiar toros de la ganadería jalisciense de San Marcos.   


Parentesco


Resulta que Octavio García ‘El Payo’ tenía parentesco con la desaparecida María de la Paz Domínguez "Pachis", esposa del bienamado "Compadre" Silverio Pérez. Antonio García Gimeno, abuelo del rubio coleta queretano, y Pachis, eran primos hermanos. Siempre recordamos con enorme cariño a aquella mujer tan fuerte y cálida a la vez.


Corazón agitado


Rafael Vázquez Bayod, jefe de los servicios médicos de la Plaza México, padeció una taquicardia en plena corrida el domingo pasado en el coso metropolitano. Rafa se tomó un café que le aceleró las palpitaciones. Entre en serio y bromeando, Vázquez Bayod comentaba que ojalá ningún torero resultara herido en aquellos momentos en que su corazón tamborileaba a gran velocidad. Le deseamos al galeno jalisciense una rápida recuperación.


De Génova a la Plaza México 


Hace un mes murió Giovanni Pestarino, el italiano más aficionado que ha existido en la historia del toreo. Este hombre culto y de convicciones desembarcó en México el 20 noviembre de 1970. Pronto se enamoró de mi tía Lucero y de la fiesta brava. Primero alquiló un palco y después compró dos derechos de apartado de la primera fila del segundo tendido de sombra. No faltaba a los sorteos, aprendió de toros, desarrolló su sensibilidad y asistió a centenares de corridas hasta que un día se aburrió y se fue. Y nunca volvió. Quizá algunos aficionados o los porteros de la entrada principal de la Plaza México todavía lo recuerden con su nariz aguileña y su gran parecido con Raúl Acha "Rovira". Remilgoso ante todo lo mexicano, en el fondo amaba esta patria. Sano, fuerte y vehemente hasta tres semanas antes de su partida, soportó estoicamente los últimos dolores. 


Recojo lo que le escribió Paolo Pagliai en La Jornada:  


"Giovanni, il genovese, ha muerto, Giovanni, el partisano, el comandante, el antifascista, el compañero, el camarada, el hombre con el corazón rojo en todos los sentidos, la mano fuerte, el paso decidido, la voz segura que no tiembla. Giovanni Pestarino y sus ojos que contaban con una sola mirada toda una historia: la suya y la de un pueblo. Con il genovese se va otro pedazo de memoria; es la esperanza que pierde sus piezas, en un naufragio como el nuestro, en el medio de miles de olvidos y de pocas, poquísimas certezas. A conquistar la roja primavera, comandante Giovanni, a conquistar la roja primavera".


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