El poblano David Aguilar cortó la única oreja en la segunda novillada de la Feria de Tlaxcala, durante una tarde en la que Gerardo Sánchez y Antón de la Parra escucharon ambos los tres avisos por haber estado muy erráticos con la espada.

A la suerte de matar se le conoce también como la suerte suprema, y David Aguilar la ejecutó hoy con gran limpieza, siendo éste uno de los mejores momentos de la tarde. Se llevó a "Veronikito" de El Cuate González, que resultó ser el mejor novillo del festejo, ovacionado de salida por su buena presencia y en el arrastre por su buen estilo.
 
Perdió las manos en un principio y casi nada hubo de capa, pero fue reponiéndose durante el segundo tercio, en el que David logró dos buenos pares; con la escarlata consiguió aceptables muletazos que no acabaron de romper, eso sí como lo hemos mencionado antes, la estocada fue de limpia ejecución y correcto el premio de la oreja.
 
El corrido en segundo lugar fue distraído desde el principio, correspondió a Martín López que poco logró hacerle con el capote. Brindó a El Pana su trasteo que supo estructurar, dejando ver que ha ido asimilando el toreo, un pinchazo hondo hizo que el novillo doblara para escuchar palmas.
 
Un novillo muy fino procedente de San Antonio de Padua tuvo ante sí José Miguel Parra; desafortunadamente entre lo pesado del piso y su flojedad de remos, cayó constantemente impidiendo continuidad en la labor del muchacho que solo tuvo destellos como unos naturales con temple y ritmo; de pinchazo y estocada desprendida finiquitó al novillo retirándose entre palmas.
 
De bonita capa fue el cuarto, cárdeno claro que también arrancó aplausos cuando saltó a la arena. Curro Rodríguez cargó la suerte en verónicas que le jalearon y clavó banderillas con regular colocación. El novillo empezó a distraerse y llevar la cara alta restando ligazón al trasteo pese a la voluntad del torero; tras la estocada lo acompañaron las palmas.
 
De la labor capotera de Gerardo Sánchez destacaron unas chicuelinas al quitar, posteriormente vimos buenos muletazos colocándose a la distancia necesaria, ante un novillo deslucido; dejó espadazo defectuoso sin resultado y a partir de ahí vinieron repetidos fallos con el descabello hasta escuchar los tres avisos.
 
Antón de la Rosa, que anteriormente se anunciaba con su nombre Ismael Rosas, se estiró en tres verónicas sabrosas sin embargo se le nota mayor avance con la muleta, pues dejó en la arena trazos sabrosos con la derecha que quizá luzcan más cuidando la figura. Tampoco pudo acertar con la tizona, el tiempo transcurrió y como el frío apretaba, no hubo tolerancia recibiendo igual los tres avisos.