La tarde que estuvo fresca y por momentos soleada se prestó para que la fiesta vivida hoy en Manizales haya sido el punto de inflexión de la misma, y en gran medida se debió al encastado juego que brindaron los toros de los herederos de Abraham Domínguez, que permitieron el triunfo rotundo de Luis Bolívar y del sevillano Salvador Cortés, que hacía su debut en este coso.
Luis Bolívar llegó a Manizales con el peso de ser el dueño del trofeo "Señor de los Cristales" de Cali, y su reciente triunfo en Cartagena, donde también estuvo muy entonado, al punto de hacer pensar que no cree en nadie y va camino de convertirse en el amo de la temporada colombiana.
La lidia de su primer toro permitió ver que sigue en ascenso su toreo de capa, variado y contundente, evidente en un buen quite por tafalleras luego de uno de Salvador Cortés muy deslucido.
En la faena de muleta, le plantó cara al toro en buenas series por el pitón derecho. Y "Mellizo", el ejemplar de menos trapío del encierro, por momentos embestía sin fijeza, pero el pulso de Bolívar fue importante para imprimir seguridad al de Fuentelapeña, que terminó embistiendo mejor. Y si los naturales no fueron lo mejor de su trasteo, tuvieron mérito y sobre todo, sitio. La estocada entera, y ligeramente desprendida, bastó para cobrar la primera oreja de la corrida.
En las postrimerías del festejo, Luis Bolívar estuvo con una firmeza de figura. Desde las verónicas del tercio a los medios, pasando por el quite de ceñidas chicuelinas con media verónica y una larga de remate, hasta sus cites de largo en los medios, con los que fue encontrando rápidamente las distancias del toro, construyó una gran faena. Llevó al toro a los terrenos en los que mejor embestía para sacarle allí lo mejor de la tarde, pases a media altura, ligados, templados y profundos.
Mantuvo la figura muy compuesta en una faena que se basó sobre la mano diestra y reservada por el pitón izquierdo que no era malo, pero en el que no encontró toda la conexión que si logró con los tendidos toreando con su poderosa derecha. Una estocada entera, un poco tendida, detonó en los tendidos con una petición unánime que arrancó del palco las dos orejas para el matador colombiano.
Salvador Cortés ha dejado un buen sabor entre los aficionados, aunque su logro, que estuvo lleno de altibajos y algo de demagogia, se ha debido en buena parte a su lote, que fue sin duda el mejor de la tarde. El tercero del festejo, primero para él en su debut en esta plaza, fue un gran toro que al que dio buenas verónicas y llevó al caballo con chicuelinas al paso.
Su faena de muleta despiertó la euforia del público al comenzar con un péndulo, aguantando en los medios, seguido de otro destemplado, pero que ya tenía hirviendo los tendidos. Cortés que ya empezaba a pegar muletazos sin calidad, logró algunas tandas de derecha en las que embarcó bien la buena embestida del toro. Pero poco a poco, y quizá llevado por el afán de conquistar a esta afición, buscó más la espectacularidad que la calidad. Al final no pudo dar muerte al toro con prontitud y escuchó dos avisos.
El último toro del festejo fue providencial para el sevillano, pues fue el mejor del encierro de Fuentelapeña. Fue un cuatreño que valió más que los muy buenos toros del resto del encierro, y que el torero supo aprovechar toreando para el público, no así para la afición exigente que reconoce entre el pico y la panza de la muleta, y también que la estatura en ocasiones es artífico que quita verdad a las faenas.
Al margen de esta circunstancia técnica, Salvador se mostró muy valiente toreando de rodillas en el centro del ruedo para luego ligar series de derechazos que el toro le permitió, dada su boyantía. y terminó enmendando con una faena variada a un toro que iba con calidad y que metía la cara con bravura. Y como ahora sí estuvo acertado con la espada, le entregaron dos orejas, y el toro fue premiado con una merecida vuelta al ruedo.
Pepe Manrique no pudo refrendar su actuación del año anterior, no obstante que su primer toro era emotivo, aunque un tanto brusco. Manrique lo toreó con seriedad y entendiendo lo que había que hacerle para que siguiera pasando, faltó pausa en la faena que fue inteligente pero con altibajos. Mató mediante una estocada entera, ligeramente tendida, y tuvo una fuerte petición de oreja que no fue concedida, y el público le obligó a dar una vuelta al ruedo con mucha fuerza.
En el cuarto de la tarde se impuso con decisión, aunque sin la chispa suficiente para lucir la faena ante un toro carente de transmisión, que comenzó a gazapear. Trató de estar firme pero sin redondear.
RESUMEN EN VIDEO Y GALERIA FOTOGRÁFICA EN MUNDOTORO
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