El toreo de Uriangato cortó las únicas dos orejas en la inauguración de la Feria de Teziutlán, después de una buena faena al sexto toro de la función, mientras que el rejoneador Rodrigo Santos y Uriel Moreno "El Zapata" fueron ovacionados.

Bien anduvo Israel toda la tarde. Enfrentó en primer término a un jabonero corniapretado y musculoso al que lanceó bien y adornó con facilidad en el segundo tercio; el toro de buen estilo pero tardo al faltarle gas, seguía la muleta con nobleza en un trasteo templado que fue de menos a más.
 
Preparó el final con calma cobrando estocada desprendida de pronto efecto, y el público que le aclamó exigió las peludas que la autoridad concedió con justicia, y que le valieron el paseo en hombros.
 
Quiso ir por más con el que cerró plaza consiguiendo lucir con capote y banderillas, pero en el último tercio el toro no remataba las embestidas; por su insistencia el torero le pudo sacar partido a base de determinación que lo llevaron a realizar desplantes temerarios y ajustadas manoletinas antes de la suerte suprema, en la que falló para retirarse en silencio.
 
El primero de rejones fue pitado al salir por falta de trapío, lo que influyó al final en la reacción del público. Rodrigo templó toreando a la grupa antes de clavar hasta cuatro rejones; dejándose llegar mucho al toro consiguió emocionar, aunque las banderillas quedaron desiguales excepto un par a dos con repercusión; mató de un rejonazo y la leve petición terminó en palmas.
 
Con el cuarto lució menos por la disparidad en la colocación, y en una santina a punto estuvo de caer; el toro se aplomó dificultando la labor de los forcados teziutecos, que recibieron el aplauso por su valor y disposición. Rodrigo falló repetidas ocasiones con el rejón de muerte y a pie descabelló al tercer golpe, seguido de marcada división de opiniones. 
 
Esta tarde, Uriel Moreno "El Zapata" se llevó el peor lote. Su primero, que se revolvió pronto en los vuelos del capote y peleó bajo el peto, cambió de lidia terminando por escupirse en los primeros muletazos y yéndose a tablas; ahí desarrolló Uriel un trasteo que no calentó como hubiese querido, eso sí tras un estoconazo efectivo le sonaron las palmas.
 
Con buenos procedimientos lanceó al quinto, y después del castigo le cuajó un quite por chicuelinas de mano baja, le agradecieron sus pares de banderillas por exponer y clavar en lo alto; el toro llegó con complicaciones a la muleta tirando gañafonazos, pero el diestro resolvió bien y consiguió otra buena estocada recibiendo nuevamente palmas.