A Joselito "El Gallo" y a Manolete les bastaron siete años de alternativa para ser inmortales antes de morir. A Manolo Granero apenas dos, y a Rodolfo Gaona ocho para ingresar en la historia universal... Hoy, temporada 2025 adentro, los dos primeros renglones del escalafón (número de corridas toreadas) los ocupan toreros con 28 y 19 años de alternativa, respectivamente.
El tercero tiene 18, el cuarto 11, el quinto 10, el sexto 21, el séptimo 25, el octavo 22, el noveno más de 10. Promedio, 18.2 años en este grupo que capitaliza la contratación. Solo asoma, en el décimo puesto, un torero con menos de una década como matador de toros, Tomás Rufo. Bueno, qué vamos a decir si Enrique Ponce se retiró este año con 35 de alternativa…
¿Es un sanedrín la cúpula del mercado torero? ¿Por qué? La selección es potestad de las empresas, que arriesgando su dinero se supone apuestan por las preferencias de la clientela (taquilla). Oferta y demanda, sagrada ley económica. ¿Esa es la demanda? ¿Tan inducida y vulnerable como la del resto del consumo en el mundo? Show business, automóvil, electrodomésticos, arte, política, imagen, cosmética, comida, bebida, etc… ¿Cuánto manda la publicidad?
¿No juegan otros factores? Sagacidad oficinesca de los validos, relaciones, medios, intereses cruzados, monopolio (empresario-ganadero-apoderado), trato diferencial de las presidencias, desatención a las novilladas, los novilleros y los nuevos (aquellos de presentación y despedida).
¿Acaso sigue siendo factor principal y máximo juez el toro? ¿Cuál toro? El de "garantía", responden a cada entrevista las muy ocupadas figuras. O según la sabiduría popular: a torero modesto, toro grande y billete chico.
Pero, en fin, los que están ahí es porque se lo han ganado ¿no? Sí, se lo ganaron, cierto, cómo negarlo, pero ese no es el asunto. El asunto es si se lo siguen ganando, sin afectar la igualdad de oportunidades para que otros también puedan ganárselo. Libre competencia, otra ley de la economía.
Por supuesto, ver a maestros en una espléndida madurez activa, es un privilegio de cada época. Qué los hubo siempre. aunque seguro no en tal proporción y omnipresencia:
A Bernardo Gaviño lo mató un toro a los 73 años. Antoñete alcanzó su mayor gloria a los 53. Curro Romero se retiró como santón de la fiesta a los 66... Casos excepcionales, claro, y quizás alguno de los nueve punteros actuales también lo sea.
El toreo auténtico, hágalo quien lo haga, no tiene caducidad ni edad, es intemporal. Por ejemplo, El Cid, quien a sus 51 años es muy poco contratado (puesto 95 del escalafón, una corrida), fue, le cortó las dos orejas a un toro de Victorino Martín hace unos días en Santander y se ganó una sustitución para el día siguiente, refrendándose sin acaparar. Vigencia meritoria. Además, para los veteranos están los festivales, evocadores y educadores de las nuevas generaciones.
Sin embargo, no se pueden omitir tampoco las quejas del fracaso o la no valoración de los pocos chances reales que se ofrecen a emergentes y retadores. La heroica encerrona del niño torero Marco Perez en el pasado San Isidro, digamos. Seguida, días después, por la apoteosis callejera desde la misma plaza de Morante. Proclama de que las viejas coronas no tambalean (al menos ésta).
Pues a juzgar por las populosas, jóvenes y al parecer conservadoras concurrencias, la "revolución", o siquiera la reformista renovación de la marquesina torera no parecen por hoy una necesidad ni una exigencia del público, que pone la plata. Sí, pero pueden llegar a serlo, más pronto que tarde. Ahí está la cosa, en la fatiga del metal. Y entonces?