Eulalio López "Zotoluco" se convirtió en el único triunfador del festejo celebrado esta noche en el Cortijo San Felipe, localizado en el municipio San Pedro Garza García, conurbado de la ciudad de Monterrey, donde cortó tres orejas y salió a hombros tras una actuación muy completa.

El cortijo se llenó para ver esta corrida extraordinaria, a mitad de semana, en medio de un buen ambiente, y con un encierro de La Estancia muy bien presentado, con toros que sobrepasaban los 500 kilos de peso, y que dieron juego desigual, de los que destacó el corrido en sexto lugar.

Zotoluco se peló con su primero, que se rajó en tablas, y en este terreno le sacó pase de mucho mérito que coreó el público con fuerza. Valiente y decidido, el torero de Azcapotzalco se tiró a matar por derecho y cobró una gran estocada para cortar el primer apéndide de la noche.

Motivado con la actitud de la gente, que estuvo alentándolo durante toda la faena, salió a dar la cara en el quinto, un ejemplar complicado con el que dio muestras de su bien aprendido oficio. La faena mantuvo el interés en todo momento, pues el de La Estancia miraba al torero, que terminó imponiéndose con una magnífica determinación para tumbarle dos orejas tras haber matado de manera eficaz.

Sebastián Castella tuvo una actuación muy torera que no pudo rematar con la espada, y dejó escapar un valioso triunfo. No obstante, lo que el público aquilató fue la entrega y buen toreo del francés, que cuajó una soberbia faena al sexto, un toro de mucha calidad, al que dio muletazos con ritmo y temple, llevando siempre las embestidas hasta el final.

La faena a su primero, un ejemplar que salía suelto de las telas, fue interesante por la manera en que consiguió sujetarlo. Y se inventó un trasteo templado, del que sobresalieron varias dosantinas por su ligazón y valentía.

Alberto Espinoza "El Cuate" denotó su falta de sitio, pues torea poco. Sin embargo, en su actuación brilló la entrega, que prodigó con entusiasmo durante toda la noche. Al primer toro de su lote pudo haberle cortado una oreja de mérito, pero pinchó.

En el último, el más serio de todos, un toro que pesó 580 kilos, se la jugó de principio a fin en otra faena arrebatada y con valor que no tuvo la rúbrica de la espada.

Abrió plaza el rejoneador Gastón Santos, que estuvo francamente bien clavando rejones y banderillas a una y dos manos. Una vez más, el rejoneador potosino enseñó su excelente doma y clavó de frente con mucha decisión. Cuanto ya le tenía cortada la oreja al toro, malogró su labor con el rejón de muerte y hubo necesidad de que echara pie a tierra para descabellarlo.

El público le tributó una cariñosa ovación en el tercio, y se negó a dar la vuelta al ruedo, así que saludó en compañía del cabo René Tirado, de los Forcados Mazatlecos, que hizo una excelente pega al primer intento.

La gente que acudió al Cortijo San Felipe salió contenta después de presenciar un festejo con buen toreo, entrega y ejemplares bien presentados.