Una tarde triunfal se vivió el día de hoy durante la corrida que cerraba los festejos por el 35 aniversario de la plaza de Provincia Juriquilla; donde la cuarteta de toreros compartió la salida a hombros del recinto, en una tarde para disfrutar de diversos estilos artísticos, y no exenta de emociones e instantes de peligro.
La empresa había anunciado a D Artagnán y Los Tres Mosqueteros, en la añoranza de aquella celebérrima terna de mediados del siglo anterior: Capetillo, Rodríguez y Córdova. De ellos, esta tarde volvió el llamado "encimismo" ─con permiso del ilustre Rafael Rodríguez─ en las zapatillas del queretano San Román y el moreliano Fonseca… toda proporción guardada. Los tres jóvenes coletas, incluido Leo Valadez, salieron escoltados por el D Artagnán mallorquino Antonio Ferrera.
La tarde estuvo llena de pintureras escenas y emociones para el comentario… y el anecdotario; para ello se conjugaron el policromo encierro, los estilos de los alternantes y sus cuadrillas, e incluso la actuación de la autoridad.
Tras el anuncio de que la banda de música interpretaría parte del repertorio del músico poeta tlacotalpeño Agustín Lara, salieron los mosqueteros por la puerta de cuadrillas; el tendido cálido casi repleto y el tendido de sombra, a medio poblar atestiguaban el inicio de la "Imperdible"; así fue:
En cuanto saltó a la arena el primero de la tarde, estuvo acompañado de una entonada rechifla por parte de un sector de aficionados que lo consideraban falto de trapío; el matador y el juez desoyeron los reclamos. Ferrera (verde esperanza y oro) intentó hallarle las embestidas, poco pudo hacerle con el capote al de Pepe Garfias; solicitó que solamente un picador ocupara su sitio en la contraquerencia (para con ello convencer al público del comportamiento del astado) y citara de largo; tras la breve reunión, aparecieron los banderilleros; luego del segundo par, el hispano pidió al juez que le diera licencia de proseguir y la petición fue aceptada.
Ya con la franela, pasó instantes de apuro en lo que lograba hormar la cabeza del toro; tuvo que buscar la apropiada altura del engaño y evitar que rebrincara y así mitigar los derrotes del burel. En una faena preponderantemente derechista y atisbos con la de cobrar, se tiró a matar; en el segundo intento logró una estocada casi entera y desprendida que lo llevó a escuchar la primera ovación.
El quinto de la tarde traería ese encuentro de emociones que provoca la fiesta de los toros; Mauro Prado mostró el valor de la suerte de varas y fue reconocido; Ferrera inició variado con el capote, repitió la escena en el segundo tercio e invitó a Valadez para adornar a su enemigo… y llegó el pecance; tras la reunión, el astado hizo hilo y lo persiguió hasta la barrera, el desafortunado embroque hizo que el español cayera en el callejón, con la cabeza por delante; tuvo que abandonar el ruedo pero volvió con la actitud a tope; el nombrado D Artagnán inició rodillas en la arena y, ya de pie, tentó ambos pitones e hizo lucir al toro. Para matar, repitió la suerte que le ha valido el reconocimiento: citó de largo y, caminando, buscó el encuentro; entera ligeramente desprendida y la ovación; el juez, Antonio Velázquez "Talín" esperó a soltar el primer pañuelo, la petición era sostenida y salió el segundo paño albo; arrastre lento para el toro.
El toreo más pausado, y quizá más cercano al de aquellos mosqueteros (con la correspondiente venia) llegó con el aguascalentense; Valadez hizo gala de lo aprendido en su periplo taurino. Con el primero tuvo que abrevias; era un ejemplar áspero, suelto; echaba la cara arriba e imposibilitó cualquier posibilidad de lucimiento; pinchó antes de hundir el acero.
Con su segundo, logró hacerse de él inmediatamente; luego atestiguaríamos la maestría de Alfredo Ruiz "El Miura" con la pica (se llevó fuerte ovación, hecho cada vez más raro en una suerte que en la actualidad ha venido a menos); hubo banderillas de matador e inició la faena de muleta. Otro toro con clase que colaboró con el estilo de Leo quien se mostró y emocionó al cotarro; variado con los trastos toreó en redondo… ¡ah!, qué cambiado de manos. Estocada entera, ligeramente desprendida y ya; la ovación hizo que del biombo del juez saliera el par de pañuelos: dos orejas y otro arrastre lento.
El torero de la tierra fue quien corrió con la peor suerte en el sorteo; hecho que no lo amedrentó pues salió decidido a no dejarse ganar las palmas. Vio salir a su primer enemigo ─tercero del festejo─ que fue recibido con música de viento, como el que inició la tarde. Y a echar "pa delante", recargó en varas y prosiguió con solamente dos pares en el morrillo; en un descuido, se confió el el astado hizo por él, un puntazo en la espalda baja que aparentemente no tuvo mayores consecuencias. Volvió a la cara del toro y concluyó con una estocada que ovacionó el público.
El séptimo de la fría noche, era áspero; derrotaba al sentir los capotes e impidió a Diego acoplarse. Deshizo la reunión del picador con lucidas gaoneras; otra vez dos pares de garapullos y adelante. Con calma lo fue llevando, pues no acudía con prestancia; el joven espada fue cerrando los terrenos y se pegó un arrimón (vaya manera de recordar al inolvidable "Volcán de Aguascalientes"); faena de entrega y valor, pisando comprometidos terrenos… vino la estocada y cayó el toro; ¡ah!, también el par de orejas.
Isaac Fonseca volvía a la plaza, ya como matador de toros; en su última comparecencia como novillero había triunfado, quería repetir. Salió el cuarto de la función y el moreliano lució con la tela de brega hasta en el quite posterior a la labor de los del castoreño. Brindó al matador en retiro Jorge Gutiérrez (sonora ovación) e inició con electrizantes cambiados por la espalda; el noble burel le permitió ensayar la variedad de su tauromaquia. Pinchó, lo que no imposibilitó que le fuera concedida su primera oreja; palmas en el arrastre.
El cierraplaza fue recibido de hinojos en el centro del redondel, pulcro farol de rodillas a un toro ─el mejor presentado del encierro─ que dobló las manos en repetidas ocasiones. La breve puya no hacía esperar mucho de lo que restaba en la otoñal noche; de nueva cuenta dos pares de banderillas y a torear. Fonseca se fue acoplando por ambos pitones y exhibió variadas suertes con la franela. Luego de un lamentable pinchazo, hundió la espada para ser premiado con su segundo trofeo.
Ficha Juriquilla, Qro.- Plaza "Provincia Juriquilla". Corrida por 35 aniversario de la plaza. Tres cuartos de entrada, en tarde fría, con algunas ráfagas de viento. Ocho toros de
José Garfias, de presentación y juego variado, de los que destacaron 5o. y 6o., que recibieron arrastre lento.
Antonio Ferrera: Ovación y dos orejas.
Leo Valadez: Ovación y dos orejas.
Diego San Román: Ovación y dos orejas.
Isaac Fonseca: Oreja y oreja. Incidencias:
Antonio Ferrera fue alcanzado por el toro que hizo hilo, estrellándolo contra uno de los burladeros, durante el tercio de banderillas del segundo de su lote, y aunque estaba maltrecho continuó la lidia. Al pasar a la enfermería, el parte medicó señaló un traumatismo craneoencefálico con dos heridas paralelas en la zona parietal izquierda de cuatro centímetros cada una. Además de una contusión en el empeine del pie derecho.
Alfredo Ruiz "El Miura" y
Mauro Prado destacaron tras dejar una buena vara al 2o. y 5o., respectivamente.