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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 21 Abr 2022    AGS, Ags.    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...que esta experiencia sirva para el futuro como una lección..."
El sainete que se formó el domingo pasado en la primera corrida de la Feria de Aguascalientes levantó mucha polvareda, pero, sobre todo, una gran confusión. Y no es que el juez de plaza César Pastor o sus asesores desconozcan el reglamento, sino que fue un caso tan especial que, inclusive los taurinos con más experiencia, no sabían con certeza qué procedía.

Bueno, el caso es que antes de tocar a muerte para el sexto de la tarde, que correspondía a Héctor Gutiérrez, tanto Miguel Ángel Perera como Fermín Espinosa "Armillita" anunciaron, a la misma vez, el regalo de sendos sobreros, los únicos dos toros que estaban reseñados De la Mora en la tarjeta del sorteo. Este hecho generó un gran entusiasmo entre el público, que estaba ávido de disfrutar mayores emociones.

Después pasó lo que ya se sabe: el toro de Perera se partió el pitón izquierdo en un burladero tras la larga cambiada que el extremeño le dio a la vera de las tablas, y a partir de entonces reinó la confusión en la Monumental.

En el Capítulo Primero del Libro Octavo del Código Municipal de Aguascalientes (para fines prácticos “el reglamento taurino”), en el artículo 1472 se establece que "todo animal que se inutilice después de cambiado el tercio de banderillas ya no podrá ser substituido". Sin embargo, no explica nada al respecto de cómo proceder en caso de que se inutilice un toro de regalo, así que, por principio de cuentas, aquí hay una clara omisión.

Posteriormente, en el artículo 1485, el reglamento detalla lo relacionado con los toros de regalo, pero tampoco hace énfasis en un caso como el que nos ocupa; es decir, qué hacer si un toro de regalo se inutiliza. En ningún momento dice que el torero deba matarlo, lo que representa un detalle muy importante a observar.

Ante este vacío legal, lo lógico era que el toro regalo de Perera hubiese regresado de inmediato a los corrales, y el extremeño se quedara sin torear. Y entonces se diera paso a la lidia del toro de regalo que correspondía a Armillita.

Cabe mencionar que la empresa no está obligada a sustituir un toro de regalo que se lesiona. Y aunque un toro de la lidia ordinaria se lesionara, si los dos reservas, por cualquier circunstancia ya se lidiaron, tampoco está obligada a sacar otro toro más.

Asimismo, la obligación del juez era haber explicado su decisión por la megafonía de la plaza, pero ésta no funcionaba. Y aquí se trata de una corresponsabilidad por parte de la autoridad en cuestión, así como de la empresa, y aunque parezca algo sin relevancia, es sumamente importante que el juez tenga a su disposición la posibilidad de explicar verbalmente al público cualquier asunto que contribuya a aclarar una circunstancia tan inusual como la que se vivió en Aguascalientes.

Este asunto no es un motivo para rasgarse las vestiduras. Sería mejor tomar nota de los hechos, ver la manera de que el reglamento contenga la ordenanza adecuada donde existe el vacío legal, y que esta experiencia sirva para el futuro como una lección para los lidiadores, la empresa y la autoridad.


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