Con un buen encierro de Las Ventas del Espíritu Santo, del matador Cesar Rincón, se celebró la ultima corrida de la temporada taurina de Bogotá, con salida a hombros de las dos grandes figuras responsables del llenazo de esta tarde: Jose Tomás y José Maria Manzanares.
Lo de Manzanares esta tarde en "La Santamaria" fue grande: primero bordando el toreo por ambos pitones en una faena en la que se impuso el alicantino acoplandose rápidamente para poder torear a gusto. Y a placer fue la lentitud de su trasteo profundo y templado. Suaves toques bastaron para que llegara la inspiración en la faena y conseguir el delirio y la entrega del publico.
Solo faltaba rematar la bella obra de una estocada fulminante que por suerte llego para cobrar las justas dos orejas y la incomprensible vuelta al ruedo al toro que si bien colaboro por la suavidad de su embestida, no tuvo el punto de bravura que hace merecedor de esos honores a los toros.
En el ultimo de la tarde de nuevo propinó otra faena de temple y mando, atacando al toro que tardeo desde la salida pero fue franco en la muleta del alicantino. Obligando siempre las embestidas del toro que tuvo fijeza pero no acometividad y repetición.
Un pinchazo antes de otra gran estocada limitaron el premio a una oreja y de nuevo la errática decisión de premiar con la vuelta al ruedo al manso de Las Ventas.
José Tomás también tuvo una gran tarde. Con suficiencia de capote a su primero por templadas verónicas del tercio a los medios, mostrando en Bogotá de nuevo su dominio de capa. Mandón el madrileño que dejo una faena relajada, limpia y llena de temple, convirtiendo en verdadero hervidero a "La Santamaría", que vio como el torero dominaba fácilmente al buen toro de embestida dócil y noble.
Final apabullante por la quietud y el desmayo de sus muletazos. Dos pinchazos, una estocada y cuatro golpes de descabello, dejaron todo en una fuerte ovación con saludos.
En el quinto estuvo soberbio con el capote y de rodillas, como quien ve pasar un huracán con descaro, sin inmutarse. Evidente la poca fuerza del toro, al que le pesaron sus 530 kilos encima. que lo hicieron morder el polvo en mas de una ocasión, no porque fuera humillado a los cites de Tomás, sino porque cada vez que quiso bajarle la mano, el toro se caia, haciendo presagiar un mal momento.
Pero cuando se tiene delante a un torero de las condiciones de Jose Tomás, la historia siempre puede transformarse, como esta tarde en la que con paciencia, sin ningún apuro y pasándose al toro muy cerca, consiguió lo impensable, que el toro acudiera pronto a su toque y en la medida en que lo quiso el madrileño que exprimio hasta el ultimo muletazo al toro.
El final de faena fue un arrimón del que surgieron excelentes pases a pies juntos muy jaleados por el emocionado publico. Perfecta la estocada que valió para confirmar que la faena merecía los máximos trofeos.
Muy bien estuvo Pepe Manrique, hoy por hoy, al lado de Bolívar, el torero colombiano con más condiciones para representar la tauromaquia nacional, fuera del lar. En el que abrió plaza estuvo firme en muchos pasajes de la faena, sin acosar al toro que muy rápido quiso irse a tablas a pesar de ser encastado.
Manrique hizo durar la faena mas de lo esperado. Sin acabar de romper, la faena pierde el interés del publico y se enfría. Un pinchazo antecedio una buena estocada. Escucha palmas.
En el cuarto de la corrida, Manrique no logra lucimiento con el capote porque el toro salio suelto de cuanto engaño tuvo delante, en cambio si con la muleta, en un trasteo de gran mérito que un sector de la afición bastante equivocado no alcanzo a entender.
Ligó las series con gran suavidad, corriendo la mano con hondura, especialmente con la derecha ante el toro que fue manso pero encastado y colaborador para lo que quiso hacer el colombiano, torear limpiamente y con suavidad, como lo hacen los toreros con clase y trayectoria como el. Un estoconazo le permitió cortar una oreja, de las que se dicen, de peso.
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