El propio matador cubrió el segundo tercio con variedad y buena ejecución más que colocación llegando a la gente, su trasteo inició en los medios con dos cambiados por la espalda de poca quietud, posteriormente aprovechó para torear por ambos lados las buenas condiciones del toro que cambió de lidia; buscó entonces la igualada colocando estocada honda efectiva recibiendo la oreja tras la ovación al toro en el arrastre.
Bien a secas con el capote ante su segundo que fue pronto al caballo de Víctor Moreno, se lo llevó a los medios donde instrumentó el quite de oro con voluntad misma que mostró con los rehiletes. Su empeñosa faena menos acoplada que la anterior poco repercutió en el graderío, por lo que se antoja excesivo el apéndice que concedió el juez Manuel Ruiz tras metisaca y espadazo caído.
Apareció el primero de la lidia a pie, un clásico ejemplar de Piedras Negras por su estampa y exigente comportamiento, que entendió Diego para fijarlo con el capote antes de buscar lucirse. El picador Salomón Azpeitia prendió mal al toro tratando de rectificar a medias.
El guanajuatense se dobló con suavidad ligando un par de series derechistas no obstante al natural vinieron los mejores muletazos de su faena; retomó el toreo con la diestra y cuando consideró que era momento de meter la espada, lo hizo dejando con habilidad estocada entera contraria y delantera, para ser premiado con una oreja, luego de las palmas que recibió el toro cuando era arrastrado hacia el destazadero.
Después vino el prietito en el arroz, porque su segundo, un toro corto de caja y sin el trapío suficientes, fue protestado de salida aunque terminó dando buen juego. Diego toreó bien pero muy pocos le agradecieron pues el público estaba dividido predominando las protestas; dejó media ración de acero tendido escuchando un aviso y posterior al descontento el torero se retiró en silencio al callejón.
Ovacionado al salir el primero de José María Macías lo recibió cargando la suerte al veroniquear y remató con revolera, vimos un certero puyazo de Paco Salinas para que el torero ejecutara un quite de gaoneras ajustadas.
Con toreo por alto dio inicio a su labor en ocasiones interrumpidas por alguna molestia del toro en los cuartos traseros cayendo a la arena. No obstante José María con buen tino lo cambió a terreno más firme donde le cuajó buenos naturales y otros muletazos de adorno. Se entregó en un espadazo contrario teniendo que volver a oficiar y descabelló certero. Palmas al toro y ovación al torero.
Cerró plaza un bonito cárdeno claro de escaso juego ante el que José María volvió a torear muy bien a la verónica cerrando con torera media; tras el puyazo escuchó fuertes palmas por el vistoso quite de saltilleras. Con decisión se fue a los medios donde recibió al toro con un firme cambiado por la espalda, siguió voluntarioso ante un astado con poco emotividad al que despachó de estocada honda para escuchar palmas.
Abrió plaza un toro de Juan Huerta para el rejoneador Luis Pimentel que tuvo actuación por momentos emocionantes cuando se dejó llegar al toro y a veces siendo alcanzadas las jacas. Llamó la atención la suerte creación de Joao Moura, la mouriña que Luis realizó con exposición y le valió palmas del público.
Intervinieron Los Forcados de Teziutlán por conducto del menudito Jesús Tejeda, que realizó extraordinaria pega al primer intento lo que le valió fuerte ovación y posteriormente la vuelta al ruedo. Luis dejó medio rejón de muerte defectuoso, echó pie a tierra para metisaca y estocada abajo; finalmente acompañó al forcado en la vuelta.