De cara a la galería, resulta casi siempre impactante cuando un toro con movilidad acude calamocheando y derrota mientras el diestro en turno busca templar las acometidas, tanto así que este comportamiento a menudo llega a confundirse con la auténtica bravura.
Recordamos aquella declaración del apreciado ganadero don Adolfo Lugo Verduzco: "El genio es la hierba mala de una ganadería". Éste puede llegar a definirse, en una apreciación muy personal, como el descastamiento con cierta transmisión; es decir, y aunque la línea parezca delgada, está más del lado de la mansedumbre.
No todos los toros descastados o mansos salen huyendo despavoridos de las suertes, sino que en este terreno también hay matices. En esencia, el toro con genio es aquel que tiene un comportamiento defensivo y no ofensivo; lejos afrontar el reto de la pelea, busca quitarse de encima los engaños... y esta violencia puede verse espectacular de cara a un tendido.
La bravura, en cambio, es un comportamiento ofensivo del toro ante los cites. Va hacia adelante y persigue los engaños humillando (como de suyo pelea un toro, por ejemplo con otro toro en el campo). En el caballo -al bajar la cara- empuja con los riñones. Ya lo decía alguna añeja columna el admirado periodista Paco Aguado: "La bravura es de tracción trasera"
Por supuesto que es exigente la bravura, dado que el toro embiste donde es citado, de tal forma que si el torero no se queda quieto -o comete errores técnicos en el manejo de los engaños- puede salir "volando".
Además, no es fácil estar a tono ante un toro que tiene fondo, que acomete con alegría, humillando y repitiendo, momentos en los que juega un papel básico la colocación entre pase y pase, además del pulso para poder templar y, acto seguido, crear pasajes artísticos.
Pero volviendo a los ejemplares con genio, éstos se defienden, buscan constantemente los posibles huecos y es ahí donde vienen las “coladas”. El calamocheo o movimiento busco de la cabeza, es más para quitarse los engaños de encima que para emplearse ante ellos.
Quizá la línea entre el genio y lo que se denomina en el argot "bravura seca" -que podríamos llegar a definir cuando el toro acude ofensivamente pero sin demasiada docilidad o clase- puede llegar a ser delgada. Pero en la esencia del comportamiento, son dos conceptos bien diferenciados.
Por supuesto que siempre ha sido la bravura en el toro el eje fundamental de la Fiesta, ya que permite disfrutar dentro del redondel y tener interés en la mayoría de los compases de la lidia