A menos de una semana de Navidad, la Ciudad de México, como todas las grandes metrópolis del mundo, se pone de cabeza. Claro que esto no es novedad pues el caos se repite cada año, y también cada año en estas fechas decembrinas ocurre un drástico decremento de las personas que acuden a las corridas de toros.
Y es que además hace un frío de ese que cala en los huesos, o por lo menos en los huesos de los capitalinos que no estamos acostumbramos a las bajas temperaturas.
Es verdad que el cartel no era un gran imán de taquilla, y no por cuestiones taurinas, me queda claro, sino porque a los mexicanos nos han ido quitando la información taurina de los espacios de mayor impacto mediático, de manera que si no es por conducto de los medios especializados, la gente no se entera de muchos nombres de los toreros nuevos y de muchos triunfos que ocurren más allá de nuestras fronteras.
Tal es el caso de Daniel Luque, un joven torero sevillano que triunfó rotundamente como novillero en Madrid; que con más de dos años de alternativa arrasó en la pasada temporada española y que surgió, sin duda, como el torero revelación más atracitov de los tiempos recientes.
Para muchos no es novedad pues El Dani, como se hacía llamar en ese entonces, estuvo en México por ahí de octubre del 2003, de la mano de Tauromex. Tenía 14 años y, como otros soñadores de gloria, viajó a nuestro país porque la legisltación de España no le permitía torear dada su minoría de edad. Desde entonces demostró, como las grandes figuras, su gran inteligencia torera.
Fue una lástima que su confirmación en la México no fuera precisamente un debut de ensueño, pues la tarde congelaba; varios espectadores arremetían contra Guillermo Capetillo y, para colmo de males, el sevillano sufría de un manifiesto malestar físico, de esos que hacen que la gente se compadezca de uno.
Desde el término de la lidia del tercer toro, sus gestos y los de su gente evidenciaban que adolecía del estómago; incluso el torero estuvo en la enfermería por unos momentos en donde le administraron oxígeno. Salió a matar al sexto, pálido como un fantasma y caminando encorvado; a momentos parecía que se desvanecía y además vomitaba. Soportó un martirio un tanto inusual y la gente reconoció su esfuerzo con una gran ovación.
Tampoco fue de ensueño el debut del joven ganadero Julián Hamdan, hijo del ex senador panista Fauzi Hamdan Amad, hermano del famoso ganadero Pepe Chafik. El prestigioso abogado y ex político estuvo presente desde el sorteo y ocupó el palco de ganaderos, cosa que no hizo su hermano, lo que resultó un tanto extraño pues es claro que ante un compromiso tan importante, el sabio consejo de su tío, un ganadero tan experimentado, no le hubiera venido nada mal a Julián.
La actuación de Guillermo Capetillo fue complicada, pues fue insultado y atacado fuerte y cruelmente. De por sí la afición es poco comprensiva y muy exigente con aquellos toreros que combinan su quehacer taurino con actividades faranduleras, como la de actor que también desempeña Capetillo como galán de telenovelas.
Guillermo brindó su primer toro a su hermano menor, el actor y cantante Eduardo Capetillo y al hijo de éste, que presenciaron la corrida desde el palco de la empresa. También lo acompañó desde el tendido Manolo Arruza, que estuvo muy asediado por los medios de comunicación.
Por su parte, José Luis Angelino le brindó la muerte de su primer toro a su padre, el banderillero Joaquín Angelino, que se encontraba en una barrera de sol, misma que abandonó saltando aparatosamente, pero sin consecuencias, al callejón, lo que provocó algunas risillas. Aunque se trata de un torero, fue reprimido por los agentes de seguridad del callejón.
Para las corridas que siguen es recomendable sacar los abrigos y bufandas del clóset porque no cabe duda de que en una tarde tan fría es difícil disfrutar de la fiesta plenamente. Y más aún el próximo domingo, donde se anuncia una larguísima función de ocho toros, que pueden ser nueve si alguno de la cuarteta del cartel se le ocurre, ya que estamo en estas fechas, hacerle un regalito a la afición.