Barba muestra argumentos de peso en Arroyo
Sábado, 19 Dic 2009
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif
Barba, con las "peludas"
Valor, arte y conocimiento fueron algunos de los argumentos que el hidrocálido Fabián Barba plasmó esta tarde en el festival celebrado en la Plaza Arroyo, dejando en claro que tiene con qué para ocupar un puesto en La México, lo que ha venido a buscar y por lo que esta viviendo en esta ciudad.
Y es que el novillo de Montecristo al que enfrentó resultó complicado, pues más que embestir pasaba arrollando, defendiéndose y manseando, desarrollando sentido conforme transcurría su lidia. Fabián pareció olvidarse de que estaba en un festival y se jugó la vida alegremente, consciente que, estando en la capital, un triunfo repercutiría.
Haciendo gala de conocimientos, Barba inició su faena castigando al novillo, doblándose rodilla en tierra, para después dejarle la muleta en la cara para evitar que saliera suelto, y claro, echándole un valor tremendo para aguantar, estoico, las violentas arremetidas del burel.
Y así, logró sacarle agua a la piedra, consiguiendo dos largas tandas con la derecha, muletazos templados en los que nos regaló trazos de gran arte. También con la izquierda logró pases de bella factura, naturales bien ligados.
En un descuido, el novillo se lo echó a los lomos y le dio una voltereta espeluznante, pero apareció la figura de Ricardo Rivera, quien en un acto de compañerismo y arriesgando su vida, le hizo el quite a cuerpo limpio y le quitó de encima el novillo, que por poco lo prende a él también.
Después de una estocada ligeramente desprendida, el palco le concedió las dos orejas, con las que dio jubiloso la vuelta el ruedo. Más allá de los trofeos, Fabián Barba ha dejado constancia de lo que quiere ser, y vaya que puede.
El otro triunfador del festival fue el aficionado práctico Mauricio Ocampo, que sorprendió a propios y extraños por su valor y el buen concepto con la que corre la mano. Su novillo embestía con violencia y quizá por ello su faena no tuvo gran temple, pero el aguante fue el sello de su labor muleteril.
Ocampo hizo que el poco público que acudió al festival se pusiera materialmente de pie cuando instrumentó un cambio de mano por delante que le resultó deletreado, soberbio, en el que se abandonó por unos instantes. La estocada entera fue la rubrica para que recibiera los dos apéndices.
Jerónimo se presentaba en Arroyo todavía con una protección en su mano izquierda, debido al corte que sufrió en Pachuquilla en el mes de septiembre. Las verónicas con las que recibió a su astado fueron cadenciosas, suaves, expresando todo el arte que corre por sus venas.
El novillo resultó tardo, pero el poblano fue paciente y consiguió momentos de bella factura con la muleta, como una tanda exquisita con la diestra y un pase de la firma. Lástima que pinchó, pues pudo haber cortado una oreja.
Pese a que es un matador muy joven, el colombiano Ricardo Rivera se notó con cabeza madura, sólido delante de los pitones. Lo intentó todo, pero su novillo fue soso y no colaboró mayormente, aunque ahí quedaron las ganas de agardar y los buenos momentos toreando por derechazos.
El aficionado práctico Christian Guerra,que abrió el festejo, enfrentó a un becerro con mucha nobleza y calidad, con el que cuajó sensacionales pases con la derecha, aunque aislados. Con la izquierda el astado se quedaba corto y nada pudo hacer. Se tardó en matar y, lo que pudo haber sido una oreja, quedó en palmas.
Ficha Plaza de toros Arroyo. Festival a beneficio de \"Red Misión\". Un cuarto de entrada en mediodía nublado y frío. 1 becerro y 4 novillos de
Montecristo, variados de pinta y destacastados en términos generales. No se anunciaron pesos. Por orden de aparición:
Christian Guerra: Palmas.
Mauricio Ocampo: Dos orejas.
Jerónimo: Palmas.
Fabián Barba: Dos orejas.
Ricardo Rivera: Palmas.
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