Así como empezó triunfal la tarde del 28 de agosto de 1992, así terminaron 26 años después, este sábado 5 de mayo, las actividades del Cortijo "Los Cavazos", propiedad del matador de toros guadalupense Eloy Cavazos y Familia.
Y, como entonces, hoy también hubo de todo para recordar.
Toros buenos, regulares y malos, grandes puyazos, aplaudidos tercios de banderillas, faenas variadas, sustos, pinchazos, estoconazos, eso sin olvidar que la amenaza de lluvia que obligó a posponer el fin de semana pasado el festival se mantuvo latente ocho días después pero...como por arte de magia o ese buen pacto que tiene Eloy con Dios, permitió que Tláloc hiciera una tregua el tiempo necesario y permitió que se efectuase sin contratiempos, de acuerdo a lo establecido.
El adiós del Cortijo "Los Cavazos" como tal, no es solamente el cierre de una propiedad privada de la familia que siempre estuvo dispuesta para abrir sus puertas a cuanto chaval quisiera probar suerte, desde aspirante a novillero hasta matador, logrando algunos cumplir su sueño, mientras que otros se fueron quedando en el camino.
Es quizá además, la última oportunidad para familiares y amigos del diestro guadalupense de verle actuar en público, a manera de entrenamiento para sus festivales que todavía lleva a cabo en algunas plazas de la República, con fines benéficos y que ahora continuará seguramente a la distancia sólo en ganaderías, luego de que el cortijo ya cumplió su cometido y pronto será derrumbado para dar paso a una moderna construcción habitacional que, por cierto, sólo llevará el nombre de "Eloy, Apartamentos & Suites", pero que no serán propiedad del matador norteño, quien únicamente cedió su nombre a los desarrolladores para que su silueta triunfal, identifique el lugar donde Cavazos fincó su residencia desde hace 44 años en la Colonia Libertad, de Guadalupe, Nuevo León.
Por eso la fuerte carga emocional que se fue filtrando por los poros conforme transcurría el festejo, que resultó triunfal como siempre con el corte de siete orejas y un indulto, atoró un nudo en la garganta de los invitados, quienes atónitos habían presenciado cómo el ídolo de la familia era alcanzado peligrosamente por el abreplaza, dejándolo inerte en la arena en una escena ya pocas veces vista en el Pequeño Gigante y que lo obligó después a echar mano de toda su experiencia para poder fulminar maltrecho y dolorido no sólo a éste, sino también al segundo de su lote que debía ser el del cerrojazo y que resultó infumable y peligroso por los costados.
¡Y vaya cosa!, lo que no se le vio en las plazas cuando vestía de luces, Eloy lo hizo ahora.... se vio obligado a regalar a sus invitados un sobrero, colorado, de apretadas carnes, al que le cuajó la gran faena que abrochó con un postrero triunfo del indulto para el de Golondrinas.
Triunfo total, cierre de locura entre gritos de "¡torero, torero!", de centenas de pañuelos blancos que cubrieron la placita como palomas salidas de una jaula tan pronto como Eloy ejecutó la regiomontana y ese pase tan característico a una mano, por alto, con la barbilla encajada, citando apenas con el engaño para el encuentro fugaz y peligroso con su socio, como tantas veces hizo retumbar las plazas...
Para este festejo, que originalmente anunciaba al peruano Andrés Roca Rey en un inédito mano a mano de generaciones, se apoyó al final con justicia en los espadas norteños que han estado con él los últimos años, como Juan Antonio Adame y Juan Fernando, que desorejaron a sus enemigos en esta última tarde, pero también obsequió un último toro y compartió el ruedo, como lo dijo, con otros toreros que como el caso de Isaac Leal Montalvo, su ultimo ahijado, quien prácticamente nació como torero en el Cortijo, o como con Enrique Garza, quien siempre le fue fiel a la Casa Cavazos.
Así, entre aplausos y nostalgia, Eloy despidió su querido cortijo y pronto lo hará también del resto de su casa.
Hoy todavía las transeúntes que circulan por la avenida Constitución señalan: "mira, aquella es la Casa de Eloy Cavazos", y pronto dirán: "mira, estos son los Apartamentos y Suites que conservan el nombre de Eloy Cavazos".
La empresa inmobiliaria IQuarto, tiene ahora la misión de preservar el buen nombre del celebre diestro guadalupense. Que así sea...
Ciudad Guadalupe, N.L.- Cortijo "Los Cavazos". Festival. Mañana nublada y con amenaza de lluvia. Casi lleno. Novillos de Golondrinas, de extraordinaria presencia. Tres buenos (2o.,3o. y 6o.), dos malos (1o. y 4o.) y uno muy bueno (5o.), que fue indultado. Eloy Cavazos: Oreja, palmas e indulto. Juan Antonio Adame: Dos orejas. Juan Fernando: Dos orejas. Incidencias: Al alimón uno de regalo que lidiaron Enrique Garza, Isaac Leal y Pablo De la Fuente, de Segovia, España, que cortaron dos orejas. Éste fue el triunfal festejo del adiós del Cortijo "Los Cavazos-Galindo", que cerrará sus puertas después de 26 años de actividad y que sirvió como semillero y lugar de entrenamiento del maestro Eloy Cavazos y otros toreros regiomontanos que comenzaron su actividad desde niños toreros. Aquí entrenaron, además, otros toreros como Alejandro Amaya y Juan Bautista