La noche de este martes, en el auditorio del Museo de Arte Abstracto "Manuel Félguerez", inició el Ciclo Cultural Taurino de la Feria Taurina de Zacatecas con el Pregón que dictó de manera magistral el reconocido periodista taurino Heriberto Murrieta, que exaltó el vínculo taurino profundamente arraigado en nuestro estado, una tierra de toros, y de una profunda tradición.
Murrieta recordó que a los 17 años de edad llegó por vez primera a esta tierra, quedando encantado con el silencio y frío intenso de aquélla noche de septiembre de 1983: "Ya sabía, desde que mi padre me empezó a llevar a los toros, que Zacatecas era la cuna del toro bravo, que la tierra del zaíno era Saín y que siempre había festejos en Sombrerete, en Jalpa, en Fresnillo, en Río Grande”.
Pasó el tiempo y para Murrieta conocer más de Zacatecas se volvió algo natural, inmerso en el mundo taurino tenía que serlo, nadie concibe la historia del campo bravo mexicano sin hacer referencia a esta bendita tierra: “Don Valentín Rivero aportó a ‘Tabachín’ de su ganadería zacatecana de Valparaíso, para que Manuel Capetillo hiciera el antiacadémico toreo ‘a la mexicana’, formidable aleación de lentitud y esencia, en la que los cánones y los estereotipos son avasallados por el sentimiento. Zacatecas es la cuna del toro mexicano y asimismo un importante venero de diestros a lo largo de varias décadas, hasta llegar a Antonio Romero, a quien hemos visto ejercer un auténtico apostolado, sin chistar ni hacerse la víctima, tras la cornada gravísima que sufrió en marzo pasado en el ruedo de la Plaza México. Afición mata dolor”, expresó con gran verdad.
Murrieta, sereno como el silencio de una ciudad que entre sus calles sigue guardando el aroma a nostalgia y recuerdo, alzó la voz para afirmar que “hoy que la suave patria se tornó rasposa y es asolada por la falta de civismo, la violencia y el absurdo empecinamiento en acabar con nuestras tradiciones -en lugar de fomentarlas-, la fiesta de los toros sobrevive contra viento y marea, aguantando tempestades sin arriar las velas, en una lucha encomiable, casi heroica, como la que encabeza Manuel, para blindarla jurídicamente primero y hacerla resurgir después”.
Murrieta también reconoció el momento que atraviesa la fiesta brava en el mundo ante los claros embates de los antitaurinos. A favor, de la fiesta, con claridad ofreció datos precisos:
-El toro pace en espaciosos terrenos puramente ecológicos. Las ganaderías de bravo ocupan actualmente 170 mil hectáreas dentro del territorio nacional.
-Una res de engorda vive apenas nueve meses. La vida del toro dura por lo menos 48. Esto quiere decir que la existencia del toro es cinco veces más larga que la de las reses predestinadas para el consumo del hombre. Por cierto, la carne del toro es perfectamente comestible.
-Además, por cada toro que muere en la plaza, los ganaderos tienen en promedio otros siete toros vivos permanentemente.
-Los ganaderos venden 650 millones de pesos en toros al año y la derrama económica está relacionada con pastura, grano, transportación, veterinarios, hotelería, restaurantes, puestos de comida, taxis y muchos rubros más.
"Existiendo pues, numerosos datos que respaldan el trasfondo ecológico de la tauromaquia y habiendo una lista interminable de prioridades para sacar a este país del socavón de sus problemas, ¿por qué tanto interés en exterminar las corridas y por añadidura, al toro de lidia?, ¿por tomar los políticos a la Fiesta como rehén de sus oscuros intereses?, ¿en qué momento nos volvimos asustadizos?, ¿de cuándo acá somos afectos a humanizar a los animales? Cada feria taurina nos recuerda que la tauromaquia sigue latiendo en la patria mexicana. Deseo que en esta edición de la feria zacatecana, más allá del corte de orejas (aspecto muchas veces relativo), surjan momentos artísticos que dejen huella en nuestras mentes y en nuestros corazones”, concluyó el periodista en medio de una gran y sonora ovación de pie que le tributaron los presentes.