Obtuvo Diego Silveti el premio a su esfuerzo hasta el séptimo del festejo, de regalo, en una plaza muy significativa en su carrera. Antes, fuera por las condiciones de los toros de su lote o por el manejo de la espada, no había podido tocar pelo a pesar de que la gente estuvo toda la tarde muy receptiva de todo cuanto hizo en el ruedo.

El de regalo, de salida resultó algo pegajoso, volviendo pronto al capote. Ya en la muleta Diego tuvo que mantener mucha comunicación hacia el tendido para mantener el interés en el trasteo, ya que a pesar de tener recorrido, a las embestidas les faltó transmisión. Molinetes de recurso y bernadinas sin la espada para terminar fueron argumento suficiente para que, después de una estocada entera en buen sitio, la gente pidiera la concesión de los trofeos, que apenas algunos protestaron.

En su primero destacó un templado quite por mandiles, así como buenos momentos por el lado derecho del toro, que tuvo calidad en la embestida. Escuchó palmas en éste tras un pinchazo y estocada, mientras que en el quinto, con el que inició la faena de muleta con un cambiado en los medios, recibió igual balance de palmas una vez que pasaportó al de Mimiahuápam, que se vino a menos, de un pinchazo y tres cuartos de estocada desprendida.

Quien también tocó pelo fue Fermín Rivera, que está pasando por un momento de mucha madurez en su concepto, serio y con mucha clase. Y pudo mostrarla ante las buenas condiciones del cuarto toro de la corrida, que embistió con estilo por el pitón izquierdo, por el que surgieron series que despertaron los olés más intensos de la tarde. Ya de salida lo había toreado bien a la verónica, y quizás, solo quizás, sobraron las últimas series en el último tercio, ya cuando el toro vino a menos y decreció un poco el ambiente. Tras una media que fue efectiva, el público pidió los trofeos, aunque del palco solo apareció un pañuelo.

En el primero Fermín ayudó mucho al toro, llevándolo a media altura en tandas cortas, luciendo sobre todo por el pitón derecho, el mejor del toro, ya que por el izquierdo tuvo menos calidad y perdía las manos. Tras un par de pinchazos y una estocada entera, escuchó palmas.

Por su parte, Sergio Flores se fue de vacío aunque fue aplaudido en los dos toros de su lote. En su primero logró buenas series de derechazos, ya que por el izquierdo el toro se revolvía y calamocheaba, mientras que en el sexto hubo de porfiar -ya que algunas veces el toro volvía contrario o se distraía-, hasta que sacó algunos muletazos largos también por el pitón derecho. En ambos hizo uso del descabello, lo que alejó aún más la posibilidad de algún trofeo.