Espectro Taurino: Por amor al arte
Sábado, 16 Ene 2016
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Opinión
El espacio de cada sábado
Durante la corrida de anoche en la Plaza México estuvimos ubicados muy cerca del lugar donde se quedaron los Forcados Mexicanos tras actuar en el toro de rejones, y nos resultó admirable, como ya otras veces lo habíamos percibido, la gran afición y pasión de estos hombres.
Y es que ser forcado es una de los máximos ejemplos de hacer las cosas literalmente por amor al arte. Muchos aficionados lo desconocen, pero los grupos de forcados actúan sin cobrar, a veces ni los gastos, y recorren enormes distancias en camión o en muchas ocasiones "de aventón".
Gratis se juegan la vida en cada segundo dentro del redondel, aunque comúnmente no tienen siquiera espacio en los medios informativos ni son reconocidos por la prensa o los diversos estamentos taurinos. Su motivación es esa profunda afición y el hecho mismo de compartir su corazón a los públicos.
El romanticismo que continúa impregnando en el ambiente de los forcados es increíble, sobre todo tomando en cuenta los tiempos vacíos y pragmáticos en los que vivimos, una sociedad de capa caída que ha olvidado sus propios símbolos y la esencia misma del sentido de existir.
Estar en medio de un grupo de forcados es palpar en carne propia el valor de la amistad, e incluso de la hermandad. Los integrantes se tratan como hermanos, con un respeto y un cariño digno de admirar, al punto de incluso estar dispuestos a dar la vida por el compañero con el que se comparte una afición.
Tradición eminentemente portuguesa esta de los forcados, cuyos primeros registros datan desde el siglo XVII, en Lisboa, pero que en territorio mexicano ha encontrado terreno fértil a lo largo de los años y hoy en día el toreo de nuestro país cuenta con grupos muy diversos.
En primero, claro es, el de los Forcados Mexicanos, que debutó en 1978 gracias a la inspiración del portugués Joao Patinhas y el trabajo constante de Pedro Louceiro II y los hermanos Ramón y José María Fuentes, entre otros, grupo que anoche volvió a una corrida en la Plaza México luego de 17 años de ausencia.
La actuación de los forcados siempre nos ha parecido un atractivo especial y creemos que debe incentivarse mayormente su presencia en las plazas, ya que los aficionados generalmente viven intensas emociones y disfrutan, tal y como lo hemos podido comprobar varias veces.
Y sería adecuado insertarlos en corridas de rejones, lo que algunas empresas ya han realizado certeramente, pues es un formato que reviste interés de cara a los tendidos, sobre todo ahora que la baraja mexicana cuenta con caballistas destacados y bien preparados.
Por lo pronto, mandar la enhorabuena a los Forcados Mexicanos por su regreso a la Plaza México y también debido al aniversario número 38 de su fundación.
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