Andrés Roca Rey retomó su temporada mexicana hoy en Tlaxcala, donde cortó dos orejas y salió a hombros en compañía de Diego Silveti, que le tumbó dos apéndices a un toro de regalo, en una tarde en la que El Payo escuchó sendas ovaciones.

Mucha expectación causó el debut del joven matador peruano en Tlaxcala y se dejaron venir aficionados de varias latitudes. Roca Rey impactó desde que se abrió de capote ante su primero, lanceándolo con una gran suavidad y cuajando un estoico quite que combinó tafalleras y gaoneras.

Intenso fue el arranque de su faena, pues inició alto y luego de echó la muleta a la espalda para cuajar una arrucina al estilo de Talavante. Bien toreó por derecha y un gran aguante mostró con la sarga en la zurda, pues el toro se le quedaba e incluso le propinó una voltereta.

El trasteo fue emocionante y, tras la estocada, le fueron concedidas las dos orejas. Por el conjunto de su labor, el premio resultó merecido.

El sexto de la tarde lo empitonó de fea forma mientras toreaba de capote, pero se levantó para siguió demostrando una fresca variedad, como las tapatías para llevar al toro al caballo, repertorio capotero amplio y peculiar en un torero formado en España.

La faena fue firme y aguantó a un ejemplar que pronto comenzó a desarrollar sentido, dejando buenos trazos por ambos pitones y siempre con firmeza. Al final falló a espadas y todo quedó en una vuelta al ruedo para cosechar las ovaciones del respetable.

Diego Silveti decidió regalar un toro pues las cosas no habían rodado bien en su lote. Ante este séptimo, que fue el de menor presencia pero tuvo calidad y bravura, pudo el torero de dinastía sacarse la espina en un trasteo de buen corte y que le llegó a los tendidos.

El carisma de Silveti quedó de manifiesto y se entregó en una labor que tuvo buenos pasajes. Liquidó de efectivos tres cuartos de acero y de forma sorpresiva le fueron concedidas las dos orejas, pues solamente se pensaba que le sería otorgado un trofeo, de tal suerte que salió a hombros junto a Roca Rey.

El primero de su lote fue regular y no terminó por romper. Aunque no anduvo muy firme Silveti con el capote, dibujó una bella media verónica. Supo mimar al toro con la muleta, ya que éste no tenía demasiada fuerza, y lo toreó a media altura. A la postre fue ovacionado, luego de la estocada.

Efectivo anduvo con la capa delante del segundo de su lote, un toro poco propicio pues espiaba al torero. Sin embargo, Diego mostró muchos deseos de agradar y supo meter al toro en vereda, pero se puso muy pesado a espadas y terminó por escuchar los dos avisos.

Aunque no cortó orejas, El Payo tuvo una tarde importante. Al primero lo toreó con suavidad a la verónica. Comenzó elegantemente su faena con la sarga en la derecha y remató esa primera tanda con un bello muletazo por bajo; acto seguido, toreó bien por ambos pitones y hasta dosantinas. Pinchazo y estocada, para saludar una ovación.

El cuarto de la tarde fue complicadito, pero El Payo anduvo porfión y demostró una gran actitud de triunfo. Con la izquierda lo toreó a media altura, pero también hubo recios muletazos con la derecha. De nuevo falló con el acero al primer intento y volvió a ser ovacionado.