Así, tal y como marcan los sueños, fue el debut de Nicolás Gutiérrez en la Plaza México, pues el joven torero de Aguascalientes rayó a gran altura y conquistó la salida a hombros luego de cortarle una oreja a cada uno de los novillos que lidió, en lo que fue la quinta novillada de la Temporada Chica.

Mostrando firmeza y el oficio bien aprendido, a Gutiérrez no le importó la auténtica tolvanera que le molestó durante su primer enemigo. Lejos de arredrarse, se plantó con mucha seguridad y desarrolló una faena que caló entre los aficionados gracias a la largueza y hondura de los muletazos.

Principalmente derechista, el trasteo regaló también una magnífica tanda por naturales, trazos "de aquí y hasta allá" que desgranaron el "olé" desde los tendidos. Y aunque Nicolás fue prendido al intentar una arrucina, siguió adelante hasta pasear una oreja, concedida a petición popular pese haber liquidado al novillo hasta el segundo intento.

Un merecido arrastre lento fue el premio para tan buen colaborador, pues el astado de Marco Garfias tuvo amplio recorrido y acudía a los engaños con prestancia y codicia. De no haber sido por el viento, quizá estaríamos relatando una faena de triunfo gordo.

No conforme, Nicolás Gutiérrez salió a por todas delante del sexto de la función taurina, un cárdeno que tuvo buena dosis de nobleza y movilidad. Nuevamente haciendo gala de sitio y conocimiento de causa, el hidrocálido eslabonó una faena con estructura y pasajes de toreo bueno, pulseando magníficamente las embestidas del burel.

La faena fue a más y, como el torero remató de media estocada que fue suficiente, el palco de la autoridad acertadamente le concedió la oreja, trofeo que, sumado al anterior, le valió al chaval la salida en volandas, con lo que se redondeó el primer gran triunfo de la presente campaña.

Buenos muletazos cuajó Rodrigo Ochoa ante el salinero que abrió plaza, un novillo con poca fuerza pero que derramaba miel y buen estilo. Sin forzarlo y toreándolo en su línea, el capitalino regaló instantes estupendos debido a la lentitud en cada uno de los trazos. De no haberlo pinchazo, bien le pudo haber tumbado una oreja; a cambio, saludó con fuerza desde el tercio.

La lidia del cuarto se desarrolló en medio de lluvia. Ochoa tuvo algunos detalles y se mostró siempre tesonero, aunque sin terminar de entender a un novillo deslucido y que por momentos punteaba. Remató con rapidez y se retiró entre algunas palmas de reconocimiento.

Luis Miguel Cuéllar no tuvo una tarde sencilla hoy en Insurgentes y, en un descuido, su primero se lo echó a los lomos y le propinó una cornada limpia en el muslo izquierdo. Aunque sin gran clase, el ejemplar se movía y Cuéllar no anduvo del todo centrado con él, de tal forma que no mostró avances.

En un buen detalle torero, el diestro no pasó a la enfermería y se quedó en el ruedo hasta terminar con su segundo, un novillo que transmitía a los tendidos y que embestía con cierta calidad. Luis Miguel, que acusó el hecho de estar calado, se notó desconcentrado y quedó por debajo, mientras que algún sector del público tomó partido por el de Marco Garfias.