Hace 153 años en los terrenos donde todavía se asienta "El Relicario", nuestros soldados vencieron en dura batalla al ejército francés; hoy en el coso de los fuertes como también se le conoce, Sergio se impuso a sus alternantes saliendo a pelearles las palmas a pesar de las condiciones climatológicas.

El lote más bonito se lo llevó el tlaxcalteca que con el cuarto al parecer resentido de la mano izquierda, le dio poca capa y el castigo fue breve; muleta en mano lo llevó con gran suavidad por abajo probando las fuerzas del toro.

Luego con el engaño a media altura realizó trasteo templadísimo y profundo haciendo caer los sombreros a la arena; se llevó al burel a los medios donde surgió una serie más intensa que puso los tendidos al rojo vivo, el toro tardó en igualar y al atacar el torero, pinchó antes de la estocada definitiva para llevarse una oreja.

Cuando dieron suelta al octavo llovía profusamente lo que impidió ver más toreo de capa por parte del matador, sin embargo con la muleta aprovechó el son en las embestidas, ligando series por ambos lados siempre bien rematadas, cobró un estoconazo entre gritos de ¡Torero! Y tras certero descabello vino una oreja con petición de la otra.

Desmayando los brazos en lances a pies juntos recibió Talavante a su primero, agregando otros lances con el envés del capote. El inicio de faena tuvo pinturería y buen gusto, para continuar sobre la diestra en series salpicadas con alguna arrucina. Vinieron naturales y más ayudados relajados con la mano derecha.Dejó espadazo algo tendido que no fue impedimento para que se le otorgara la oreja.

El sexto después del puyazo hizo cosas extrañas, como si tuviese un defecto visual. Alejandro después de algunos intentos decidió abreviar, requiriendo de tres pinchazos y varios descabellos; sonó un aviso y algunos pitos.

Descastado fue el que abrió plaza y correspondió a Enrique Ponce, había salido suelto en varas y al llegar a la faena de muleta, tuvo un par de coladas por el lado derecho, que obligó al valenciano a cambiar de mano, logrando naturales aislados de los que el animal salía viendo al tendido; con estocada delantera y caída lo mandó al destazadero retirándose entre palmas.

El corrido en quinto lugar tuvo algunas complicaciones, a las que se sumaron algunas ráfagas de viento; eso y el insuficiente recorrido hicieron que el torero optara por terminar, lo que hizo con un metisaca y estocada entera escuchando más palmas.

Arturo Saldívar vio como su primero se le revolvía en un palmo sobre el capote, se asentó con el puyazo viniendo unas chicuelinas con ritmo. Se plantó con firmeza en los medios para cambiar al toro con una pedresina seguida de otro pase cambiado; se sucedieron ayudados  con temple y largueza pese a que el viento empezaba a soplar, el público se le entregó y lo llamó con fuerza para que agradeciera una ovación, tras haber pinchado antes de una estocada algo tendida.

Un tanto accidentada fue la lidia del séptimo que tumbó al picador Juan Pablo Gonzalez; empezó a llover y así pegó estatuarios que emocionaron, hubo intentos de faena por parte de Saldívar aunque el toro poco ofrecía y no prosperó la labor, dos pinchazos antecedieron a otros tantos descabellos, sonando un aviso.