El regreso a ruedos ecuatorianos del matador de toros francés Sebastián Castella convocó a un grueso número de aficionados a los tendidos de la plaza de toros Monumental Ambato, interés alimentado por la reaparición del diestro español Diego Urdiales y por la alternativa del torero local José Antonio Bustamante.
Así las cosas, el festejo se desarrolló en medio de un gran ambiente en especial durante la actuación de Sebastián Castella que firmó una tarde redonda consecuente con su condición de figura del toreo al aprovechar al máximo el par de toros que le cupieron en suerte. En tanto que Diego Urdiales pechó con un lote deslucido que no le ofreció opciones para mostrar su real capacidad y el compatriota Bustamante obtuvo un trofeo del toro de su doctorado.
Si buscamos sintetizar en breves palabras la tarea de Castella en el ruedo ambateño, no dudamos en afirmar que el francés exhibió su credencial de maestro al estructurar dos estupendas faenas pletóricas de técnica y expresión.
Notable fue su labor muletera en el tercero de la tarde, un gran toro de Mirafuente que entregó medio centenar de humilladas y profundas embestidas que permitieron que la tauromaquia del galo surja por uno y otro pitón en muletazos cargados de categoría en especial cuando se pasó a "Semillero" con la mano izquierda usada de forma superior en lentos y templados pases que asombraron al graderío.
Por su planteamiento y ejecución la de este lunes de carnaval es, con diferencia, la mejor faena de Castella en arenas de la mitad del mundo. El pinchazo final redujo a una oreja lo que pudo ser un premio mayor, pese a ello, ante trasteos de esta magnitud el saldo final se convierte en una anécdota.
En el quinto, un toro de menores prestaciones, el coleta alcanzó el doble trofeo gracias a su claridad de ideas para meter en el engaño al típico toro promedio que exige paciencia, criterio y en esta ocasión sí, seguridad con la espada.
Escasa o mejor dicho ninguna fortuna tuvo Diego Urdiales a la hora de sortear su lote de oponentes, reses carentes de contenido que rehuyeron la pelea buscando los tableros, muro de mansedumbre infranqueable para el lidiador riojano que apenas pudo mostrar sus cualidades; por allí quedaron un par de verónicas preciosistas y muletazos aislados que evidenciaron la impronta de torero de calidad que le caracteriza.
Sin duda son emocionantes las ceremonias en las que un novillero se convierte en matador de toros, momento soñado e inolvidable expresado en el rostro de José Antonio Bustamante al momento de recibir muleta y espada de manos de Diego Urdiales en presencia de Sebastián Castella, doctorado de campanillas cumplido con dignidad por el quiteño al cortar una oreja del toro de la investidura al que facturó de una estupenda estocada.
Más allá de los vacíos técnicos resultado de la falta de rodaje trascendió la voluntad de Bustamante para rendir el examen de fin de curso con el mayor decoro posible.
Al final de la tarde y de la breve mancuerna de espectáculos que dieron forma a la feria, Castella a hombros en condición de togado, Urdiales contrariado y Bustamante con el rostro iluminado.
Ambato, Ecuador.- Segunda y última corrida de feria. Tres cuartos de entrada en tarde soleada.
Cinco toros de Vistahermosa y uno de Mirafuente (3o.), de desigual presentación y comportamiento. Destacó por su bravura el tercero de la tarde. Pesos: 446, 459, 464, 432, 487 y 469 kilos. Diego Urdiales (purísima y oro): Ovación. Sebastián Castella (salmón y oro): Oreja tras aviso y dos orejas. José Antonio Bustamante (blanco y oro): Oreja y palmas.