El hidrocálido Juan Pablo Sánchez fue el máximo triunfador de la tercera corrida de la Feria de León, Guanajuato, pues cuajó y le tumbó las dos orejas al primer ejemplar de su lote, mientras que El Payo cosechó una oreja y Talavante escuchó las palmas de la afición
A poco más de cuatro años de haber tomado la alternativa, Juan Pablo Sánchez tiene claro que para pertenecer a la nueva generación de toreros mexicanos no se debe aflojar el paso, por ello con el primero de su lote ha realizado una faena por demás interesante.
Después de recibir cadenciosamente con el lance fundamental el torero de dinastía instrumentó una faena con matices muy artísticos ya que aparecieron varias tandas por el pitón derecho en las que el pulso, el temple y la lentitud trascendieron a los tendidos, poco a poco fue llevando al astado y a la afición a un estado en el que su muleta fue el punto neurálgico.
Para reanudar cada una de sus series el espigado diestro echó mano de pases como el molinete, los trincherazos y la dosantina, especialmente esta última resultó verdaderamente deletreada. En este sentido los procedimientos fueron los mismo en el toreo al natural.
Otro aspecto a destacar en el interesante trasteo fue el enorme aguante que Juan Pablo Sánchez manifestó y es que por momentos los pitones rozaron peligrosamente la taleguilla. Para poner punto final a su labor ejecutó una estocada que inmediatamente surtió los efectos requeridos y por ello recogió los dos trofeos que de golpe le aseguraron la salida a hombros.
Con el que cerró plaza y no obstante al triunfo asegurado, Juan Pablo Sánchez salió dispuesto a asegundar, la cadencia con el percal fue la antesala de otra faena que aunque de diferente estructura también caló fuertemente en los aficionados. Lo anterior debido a que a pesar del poco fondo que tenía el de Fernando de la Mora llegaron nuevamente las interminables series por ambos pitones.
El menor de la dinastía Sánchez nuevamente fue capaz de estructurar una faena en la que los pitones pasaron muy cerca de los machos, detalles que hicieron ver bien al astado a tal punto que algunas personas pidieron el injustificado indulto. Sin embargo, Juan Pablo no se dio coba, por lo que se tiró a matar con mucha decisión; después de un pinchazo en todo lo alto, sepultó el acero en su totalidad, ante esta actitud el público pidió el premio pero la autoridad no lo concedió.
Octavio García “El Payo” se presentó en León con interesantes verónicas de recibo mismas que fueron el preámbulo de una faena llena de honradez y verdad, ya que al clavar las zapatillas en la arena ejecutó un temerario cambiado por la espalda que definitivamente atrajo la atención de los aficionados.
Varios fueron los pasajes de torería y aguante lamentablemente cuando la faena había sido consumada legaron las fallas con la espada; no obstante, se retiró a las tablas entre una cariñosa ovación y una cuantiosa petición.
Con el segundo de su lote el queretano mantuvo una actitud muy torera ya que después de sacar de las tablas hacia los medios con interesantes verónicas, nuevamente dimensionó un trasteo lleno de aguante poco a poco fue caminando por el sendero de la temeridad ya que en varios momentos desafió lo establecido y al no quitarse provocó el alarido de un público que además vio como el queretano arrancó los inverosímiles muletazos.
Tal fue la actitud de aguante y pundonor que al terminar su labor tenía ampliamente al público en la bolsa ya que incluso después de un pinchazo se le entregó una oreja de mucho peso.
A pesar de la voluntad mostrada en sus dos astados, Alejandro Talavante no ha podido trascender y es que a fuerza de ser sincero y tal vez de manera natural no se ha podido acomodar del todo con un lote que tampoco ha colaborado mucho. En este sentido, hoy no se pudo ver al que muchos hemos calificado como el más mexicano de los españoles.