En tiempos en que las clases de toreo de salón se han convertido en una saludable constante y en una herramienta efectiva para aproximar la fiesta de los toros a grupos de jóvenes de todo el orbe, en el Ecuador se ha dado un paso más adelante, al complementar estas sesiones de aprendizaje de las suertes de manera simulada, con la vivencia directa del toreo lidiando becerras y novillos.
De sobra se conocen los permanentes embates que sufre la cosa taurina local, ataques dirigidos a coartar la libertad cultural y desmontar el espectáculo taurómaco del imaginario popular con especial atención de los niños y jóvenes, tarea constante que reclamó de los actores taurinos locales respuestas creativas y potentes que representen un contrapeso efectivo al proselitismo oficial.
En ese contexto se lleva a cabo la Feria del Aficionado Práctico serial de festejos que desde hace siete años crece de manera exponencial, al punto que su realización supone uno de los hechos más importantes del calendario anual y, sobre todo, el medio más eficaz para edificar y formar a las nuevas generaciones de aficionados.
En este año el ciclo se desarrolló entre el 20 de septiembre y el 4 de octubre en una secuencia de doce festivales a los que se apuntaron más de cincuenta lidiadores locales a los que se sumaron representantes de México y Perú que enfrentaron a un total de 81 ejemplares procedentes de las más importantes ganaderías locales.
Los festejos definitorios se desarrollaron en dos horarios, la final de novillos al mediodía y el de becerras en la noche; como paréntesis, en la tarde se llevó a cabo un festival en el que los más importantes criadores de ganado bravo del país lidiaron vaquillas de diversos encastes.
Con vitola de gran suceso se cumplió el pasado sábado la jornada final que convocó a un importante número de público de todas las edades que llenó las instalaciones de la plaza de toros
El aficionado quiteño Rodrigo Patiño Terán se proclamó triunfador absoluto del ciclo luego de torear con notable capacidad técnica a una res de complicado comportamiento a la que supo desorejar, faena sólida que marcó diferencia con las de sus alternantes que se esforzaron por mostrar sus calidades en el ruedo.
José Ponce dio una vuelta al ruedo, el peruano Alfredo Koechlin malogró con la espada una buena faena, sin embargo, recibió una oreja; Cristóbal Roldán, otra vez manejó con clase capote y muleta, al final también recorrió el redondel; el mexicano Carlos Allende obtuvo un apéndice tras muletear con valor y estoquear con seguridad; Patricio Fernández recibió dos orejas tras una entregada labor y, Mario José Solano cumplió una digna tarea.
En el capítulo de becerras el vencedor fue Gonzalo Dueñas cuya variada faena fue considerada la mejor de la noche; sin excepción sus compañeros de cartel también mostraron conocimientos y vocación ante un interesante lote de vacas de Peñas Blancas.
Además del listado de triunfadores merece la pena subrayar los nombres de Tomás Pérez y Ana Lucía Román. El primero, el más joven lidiador, mostró estupendas maneras al manejar capote y muleta; al igual que la segunda, la única mujer que hizo el paseíllo.
En horario vespertino, como intermedio, los ganaderos de reses de lidia pusieron en escena un emocionante espectáculo cargado de torería. José Luis Cobo muleteó con maestría a una res de Huagrahuasi; José Ignacio Román logró buenos muletazos con una vaca de El Quinto; Cristóbal Roldán se pasó con despaciosidad a un ejemplar de Peñas Blancas, al igual que Mario Solano con un astado de La Viña; Enrique Cobo Luna emocionó al público con una brava becerra de Cerro Viejo; Luis Fernando García dibujó una estupenda faena a una vaquilla de Campo Bravo, y Juan Domingo Cordovez instrumentó templados muletazos con la mano derecha.
El tema ganadero también fue premiado por el jurado de la FAP, ejemplares de bravo comportamiento en los tercios de la lidia merecieron el reconocimiento, es el caso de novillos con los hierros de La Viña, Santa Coloma, Campo Bravo, Mirafuente, Ortuño y Fernando Cordovez; considerados como los mejores del serial.
El caso es que la FAP adquiere jerarquía e importancia por lo que sucede en el ruedo, en los graderíos y claro está, por constituirse en el semillero de la nueva afición ecuatoriana.