La fractura nasal de Mónica Serrano y el puntazo en el escroto de Arturo Macías, marcaron una tarde accidentada en Pachuca en la que éste último cortó dos orejas, mismo balance de Zotoluco, que cortó una por toro, durante una tarde cargada de matices y polémica.

Las complicaciones del toro de rejones que abrió plaza no fueron impedimento para que Mónica buscara encelarlo en distintos terrenos, donde clavó dos rejones de castigo en lo alto y también dos banderillas. La amazona capitalina tuvo que solventar la falta de fijeza del toro y los arreones que pegaba éste, hasta que al salir de una banderilla, "Gaudí" perdió las manos y se fue de bruces con todo y caballista.

El dramatismo del momento se acentuó cuando las asistencias levantaron a Mónica sangrando profusamente de la nariz, para conducirla hasta la enfermería. El sobresaliente, Francisco López "Yiyo" mató al toraco de un pinchazo y estocada -que ejecutó con la zurda, por cierto- después de que los Forcados Amadores de Hidalgo había tratada de hacer la pega hasta en cinco ocasiones, resultando con golpes contusos a su insistente arrojo.

A partir de entonces, sucedieron cosas más agradables, como fue la entonada faena de Zotoluco al primer toro de su lote, un ejemplar que tuvo mucha transmisión. Así le dio muletazos con gran reciedumbre ante la algarabía de un público que recibió de muy buen agrado la entrega del torero de Azcapotzalco, que finalizó su meritoria labor con una estocada de categoría para cortar la primera oreja del festejo.

En el otro toro también estuvo esforzado Eulalio en otra labor de cabeza clara y valentía para volver a cortar un segundo apéndice. Y al final decidió no salir a hombros por respeto a dos de sus compañeros del cartel (Mónica y Macías), que fueron a atenderse de sus respectivas heridas.

La de Arturo Macías, precisamente, fue otra actuación de entrega desmedida y fiel a su costumbre, aguantó llevar la bolsa del escroto destrozada para terminar una faena valiente y de mucha entereza con un toro al que tumbó de una estocada para cortar dos orejas antes de pasar por su propio pie a la enfermería.

Al primer ejemplar de su lote, el hidrocálido toreó con suavidad y temple; aprovechó la calidad del toro en una faena bien estructurada y que tuvo momentos en los que mostró esta otra faceta de su sólida tauromaquia.

Juan Luis Silis no tocó pelo, como lo había hecho aquí en la tarde de su reaparición tras la espeluznante cornada del año pasado. Sin embargo, enseñó carácter durante toda su actuación, que tuvo buenos instantes con el primer toro de su lote, al que toreó con enjundia y valor. Es verdad que se le nota que está poco toreado. No obstante, suplió esta lógica carencia con entrega y actitud en una tarde en la que el público reconoció su esfuerzo.

Cabe mencionar que a la salida del tercer toro de lidia ordinaria, primero del lote de Silis, los picadores se negaban a picar con las puyas reglamentarias aprobadas por el juez de plaza, argumentando que no les habían avisado con toda formalidad. Se suscitó una polémica nunca antes vista que deja para más comentarios. Al final accedieron a picar y se solucionó el problema.