Vaya manera de conectar con el público mostró esta tarde la rejoneadora Mónica Serrano. Claro, su quehacer en el ruedo fue la base, y el resto lo hizo su carisma y su belleza, de tal forma que a la postre se alzó con el corte de dos orejas y salida en volandas.

A "Recuerdo", primero de su lote, lo dejó acariciar la piel de su cabalgadura en un par de rejones de castigo, aunque… bueno, la colocación no fuese impecable En el segundo tercio, en los cuarteos y quiebros se percibe el gusto por hacerlo muy reunida y la parroquia feliz. Luego el de Cerro Viejo se paró y complicó el trance del rejón de muerte.

Eso no le impidió a la festiva concurrencia ovacionar a la dama en plaza, a pesar de los múltiples fallos con el acero.

El segundo de su lote tuvo mejores condiciones. Y en este toro, la fiesta se fue a todo lo alto. La gente coreaba el nombre de ¡Mónica! Y ella se motivaba más aún. Así que se arrimó aún más… y el público a entenderse –por si no bastaba ya- aún más con ella.

A éste si lo despachó al primer intento, un tanto bajo, por lo que algunos protestaron la segunda oreja. Pero el romance ya había comenzado entre el público que llenó la bonita y señorial plaza de toros "Carmelo Pérez".

El francés Juan Bautista no escatimó esfuerzo alguno, pero ninguno del par de pupilos de “Poncho” Franco que  le correspondieron en suerte ayudó. Su primero, justo de fuerza careció de emotividad y así no se puede conectar con el tendido. Con mucho amor propio salió a entregarse –más todavía- con “Gallero”.

Lances templados, con remate de buen gusto de inicio, para hacerse de la atención de la concurrencia, al comenzar de hinojos su labor con la sarga. Siguió con toreo variado, templado, en momentos despacioso y con el público entregado. Los fallos con la toledana, le privaron de llevarse algún trofeo.

El matador queretano Octavio García “El Payo”, con la suerte de espaldas en su lote entendió que -al menos- voluntad y entrega no podían faltar. Sin estridencias, se apretó los machos frente a su primero “Buen Amigo” (su nombre nos hizo recordar aquel del mismo hierro que indultara El Capea en Guadalajara) que para nada lo fue. Se revolvía en un palmo, o se metía bajo las axilas.

El cierra plaza, nos hizo concebir algunas esperanzas por el lado izquierdo, pero "El Sencillo" nos dio coba. El Payo consiguió en una serie extender el recorrido, pero el toro volvió a su cortísimo viaje, a intentar huir, a s contrario. El queretano incluso aguantó un escalofriante parón con tal de agradar a los sanmiguelenses. Reventó a su enemigo con una gran estocada que le valió la nutrida petición para llevarse una oreja a la espuerta.