En el principio, la única ciudad y plaza con potestad para confirmar alternativas fue Madrid. De tal magnitud era el hispanocentrismo que los reglamentos taurinos, hasta el primer tercio del siglo XX, no reconocían como válida ninguna alternativa adquirida fuera de su territorio nacional, razón por la cual, al presentarse en la península, espadas previamente doctorados en México como Luis Freg, El Meco Silveti, Pepe Ortiz, Juan y Fermín Armilla, Heriberto García o Carmelo Pérez tuvieron que volver a recibir los trastos en la corrida de su presentación en España.
El Toreo de la Condesa no confirmó alternativas hasta que el reglamento taurino de 1934 lo dejó establecido, siendo el madrileño Curro Caro protagonista de la primera ceremonia de esta naturaleza, con “Moñudo” de Piedras Negras y Armillita por padrino (11.11.34); pero una semana después, otro debutante peninsular, Antonio García “Maravilla”, desatendió la norma por su cuenta y, sin confirmar, alternó tranquilamente con Chucho Solórzano y Lorenzo Garza, al que sí cedió Jesús muleta y espada para que despachara al abreplaza “Tabaquero”, de La Laguna, dando lugar al primer refrendo de un mexicano en el DF. Los iberos, por lo visto, estaban exentos, pues un año después el vallisoletano Fernando Domínguez también se saltó lo prescrito a la torera.
Confirmaciones en El Toreo
Como sea, Madrid había dejado de ser la única plaza del planeta Tauro donde alternativas otorgadas en cualquier otro coso tenían que confirmarse. Entre 1935 y 1944, refrendaron ceremonialmente en El Toreo su condición de matadores El Vizcaíno, Silverio, Eduardo Solórzano –los tres habían recibido el grado en Puebla--, los Luises Briones y Procuna –Monterrey y Ciudad Juárez como sedes de sus respectivas investiduras--. Y, ahora sí, todos los españoles que comparecieran ante el público capitalino a partir del restablecimiento de relaciones entre ambas torerías, pues el primer convenio hispanomexicano dejaba claramente estipulada la obligatoriedad. No lo hicieron, desde luego, quienes ya habrían actuado en El Toreo como matadores en años previos al boicot de 1936 y la adopción en firme de la regla.
Los diestros hispanos que, después de Curro Caro, refrendaron sus doctorados en El Toreo fueron Pepe Luis Vázquez, Rafael Ortega “Gallito”, Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana II”, Rafael Ponce “Rafaelillo”, Manolo Escudero, Manuel Rodríguez “Manolete”, Pepín Martín Vázquez y Eugenio Fernández “Angelete”.
En la México
En la actualidad prácticamente no hay país taurino que no obligue a quien se presenta como matador en su coso principal a estoquear el primer astado, previa cesión de trastos por el espada más antiguo del cartel. A El Toreo le siguió la Santamaría de Bogotá y, ya en este siglo XXI, Lima, Quito y, por Francia, el anfiteatro romano de Nimes. Pero es sin duda La México la plaza que mayor número de confirmaciones registra, de su inauguración en 1946 a la fecha.
Mexicanos
El primero fue Jesús Guerra “Guerrita” (con “Renegado” de La Punta y Silverio de padrino: 08.12.46), y luego han seguido 223 más, incluidos quienes, como Paco Ortiz, Alfredo Leal o Jesús Delgadillo “El Estudiante”, renunciaron al primer doctorado, el de Leal en la propia Plaza México (16.11.52), los otros dos mediante sendas confirmaciones, que luego repetirían.
La extensa lista, de la cual es por ahora último eslabón Luis Manuel Pérez “El Canelo” (de manos de Humberto Flores y con “Fran” de San Lucas: 23.01.2014), resulta ser mucho más amplia que la de los jóvenes que se hicieron matadores directamente en la gran cazuela, pues estos no pasan de 27, a contar de Pepe Luis (Vargas) Vázquez (23.11.47, doctorado por Manuel Gutiérrez “Espartero” para estoquear a “Piel Roja” de Lorenzo Garza) a Lupita López (13.03.11), en tercia enteramente femenil con Maripaz Vega –madrina-- e Hilda Tenorio –testigo—y con “Milagroso” de La Punta, al que desorejó.
Españoles
Rafael Perea “Boni” había tomado la alternativa en Orizaba cuando Manolete se la confirmó, en la 3ª corrida celebrada en una recién estrenada Plaza México (26.02.46, con “Espejito” de Torrecilla). Y tras él, a lo largo de los 68 años de vida del coso de insurgentes, otros 143 hispanos estoquearon su primer astado en la Monumental tras la prescriptiva cesión de trastos, sin que se excluya de la lista ninguna figura importante, pues incluso Espartaco, Paco Ojeda y Emilio Muñoz, aunque muy extemporáneamente, partieron plaza en el coso mayor del mundo. El último ha sido Leandro Marcos, de Valladolid, a quien en la alborada de este año entregó los trastos Jerónimo para que despachase a “Revenido II”, un toro de Carranco (05.01.14).
No estoy considerando a los dos hispanos directamente doctorados en la gran cazuela, a saber: Ángel Majano (11.04.79, por Manolo Martínez y con “Farolito” de Torrecilla) y José Tomás Román Martín (10.12.95: por Jorge Gutiérrez y con “Mariachi” de Xajay, testigo Manolo Mejía).
Matadores de otras nacionalidades
Figuran en la cuenta 13 portugueses, de Diamantino Vizeu (27.02.49) a Pedrito de Portugal (03.11.96), pasando desde luego por el gran Manolo dos Santos, ídolo aquí durante un par de temporadas, y uno de los dos únicos espadas que ha conseguido pasear dos rabos una misma tarde en La México (de los pastejeños “Goloso” y “Chato”, 29.01.50).
De los matadores nacidos en Venezuela, 12 han confirmado alternativa en Insurgentes, del legendario Luis Sánchez “Diamante Negro” (a manos de Calesero y con “Muñeco” de Pastejé, 02.01.49), a Leonardo Rivera, por El Glison y con un toro de La Joya (13.05.07); y cómo olvidar al gran César Girón (04.01.53, con “Canastillo” de Tequisquiapan y Capetillo de padrino), que, a similitud de Dos Santos, alcanzaría la cima entre nosotros al cortarle el rabo a “Rascarrabias” y las orejas a “Juan Gallardo”, de Tequisquiapan, un Domingo de Ramos inolvidable (22.03.61).
Los colombianos han sido nueve, según referí hace poco, los franceses siete, el primero Christian Montquicol “Nimeño II”, que se haría de buen cartel entre nosotros (lo confirmó Manolo con “Pescador”, otro Tequisquiapeño: 28.01.79), y el último Sebastian Castella (con “Buñuelo”, de Santa Fe del Campo y Rafael Ortega su padrino: 18.02.2001). Hay en la lista dos ecuatorianos –los tocayos Edgar Puente y Edgar Peñaherrera, separadas por tres décadas sus respectivas confirmaciones (21.12.47 y 22.02.76)--, un peruano, Alejandro Montani (16.11.47, de manos de Jesús Solórzano con “Espejito” de Carlos Cuevas), un norteamericano (el tejano David Renk, 02.10.83) y hasta un argentino, Raúl Ochoa “Rovira”, de estirpe vasca y pasaporte peruano, que desorejó a “Diamante” de San Mateo, el de su confirmación a manos de Luis Castro (01.01.50).
Cifras altas
La suma de todas las confirmaciones habidas hasta hoy en la capital mexicana da 426 (15 en El Toreo y 411 en la México). Y eso que, por tácito acuerdo, solamente una plaza por país está señalada y autorizada para confirmar alternativas, por lo que ni Vista Alegre, la segunda de Madrid, ni El Toreo de Cuatro Caminos, conurbada a la capital mexicana, servían para el efecto. Algunas excepciones hubo –matadores que actuaron sin confirmar, confirmaciones irregulares en cosos adaptados--, pero son insignificancias que, en lo sustancial, no alteran este largo recuento.