La actividad taurina de la Feria de Aguascalientes regresó al coso de la monumental, luego de un breve paréntesis de un solo día, antes de dar paso a la segunda parte del ciclo sanmarqueño en una fecha que hasta hace no muchos años, era clave por ser el Día del Trabajo, en que muchos empleados de diversos sindicatos se daban cita en este festejo.
Por tal motivo, nos sorprendió ver una entrada que apenas rozaba la mitad del aforo cubierto, no obstante la presencia de Pablo Hermoso de Mendoza en el cartel, en la que fue su segunda comparecencia en la feria, así como la última corrida del torero navarro en suelo mexicano durante su campaña 2013-2014.
Y Pablo, consciente de que a veces resulta difícil entrar en el ánimo del público lidiando al primer toro de su lote, que aquí debe hacerlo así porque lo establece el reglamento, tuvo que hacer gala de todos sus recursos para conectar con un público que acabó entregándose a una labor que fue de menos a más, delante de dos toros de distintas ganaderías (Cuco Peña y Fernando de la Mora, respectivamente) y de buena condición para el toreo a caballo.
El berrendo en cárdeno aparejado que, por su pinta, más bien parecía de la divisa amarilla y blanco de De La Mora, y no de Cuco Peña, al que realmente pertenecía, fue un toro muy alegre y colaborador desde salida. Y si tuvo el defecto de no romper a embestir un poco más humillado, sí que tuvo la transmisión necesaria y la alegría que contagió a Hermoso y al público.
La parte medular de la faena la hizo montando a “Dalí”, que reaparecía de la cornada sufrida en Pachuca el pasado 19 de abril, y fue con este caballo con el que cuajó unas piruetas muy fibrosas y toreras, con el que estuvo excepcional y el caballo demostró que lo de la herida es cosa del pasado.
Antes, había toreado con mucho temple con “Chenel”, galopando de costado y cambiando de mano con una asombrosa facilidad. Y de haber estado más certero con el rejón de muerte –antes del rejonazo definitivo se le fue la mano abajo– hubiera cortado una oreja, que no llegó porque el público se enfrió.
El tono de entusiasmo de la corrida se fue para arriba gracias a la actitud de Fermín Spínola, que desde el quite por chicuelinas antiguas, pasando por el vistoso tercio de banderillas, y una faena sólida ante un toro que tuvo buen inicio y duro poco, puso énfasis en entregarse. Y como mató de una estocada de limpia ejecución, devolvió importancia a su labor.
Y si Fermín le había puesto chispa a su actuación, Sergio Flores hizo otro tanto, ante un toro de escasa condición, que se quedaba cortito. Eso no fue impedimento para que el tlaxcalteca demostrara su valía, y ese continuo aprendizaje que le ha permitido ir aumentando su cartel, con un paso firme pero seguro y muy convincente.
Sergio le plantó cara y le expuso, toreando con suavidad, tapándole la cara, y metiéndolo en la muleta a la par que la gente iba subiendo el tono de correspondencia. Al igual que Fermín, se entregó en la estocada y cortó una merecida oreja, repitiendo así el triunfo del año anterior.
Pablo Hermoso volvió a lucir mucho en el cuarto, el toro de Fernando de la Mora, que a pesar de su bastedad de hechuras, embistió por derecho y le sirvió al navarro para explayarse montando a “Estudiante”, un caballo de gran alzada y amplios aires, que galopa con una suntuosa cadencia, y con ese ejemplar encendió otra vez a la gente.
Después sacó a “Habanero” y cuajó varias piruetas muy riesgosas, y estuvo a punto de ser derribado. Luego dio confianza a su caballo y pasó un par de veces por dentro para que el caballo no cogiera resabios. Y fue ahí cuando surgió el mayor entusiasmo por parte de la concurrencia, que aplaudió con fuerza aquel despliegue de entrega.
Otra vez no estuvo fino el navarro con el rejón de muerte y tuvo que echar pie a tierra para descabellar, lo que, de manera similar a lo que había ocurrido al final de la lidia del toro que abrió plaza, acabó dejándole sin trofeos. La gente, cariñosa, le tributó una ovación en el tercio.
A partir de ahí la corrida no fue lo mismo porque el quinto fue un toro que no veía y embestía topando, además de que desarrolló sentido, y Spínola tuvo que abreviar con el consiguiente peligro de la complicación que suponía darle muerte. La gente se metió con el sin demasiada razón, y tal vez sin valorar esta condición del toro que no permitía ninguna floritura.
Y si la tarde se había puesto cuesta arriba, el sexto de la tarde, un toro muy hondo y serio, terminó de arruinar el buen ánimo del público, pues se defendió con violencia y Sergio Flores sólo intentó ver si podía estar centrado, en una faena en la que tragó mucho, buscándole las vueltas, pero sin ningún tipo de recompensa a cambio.
Mañana la gente se está frotando las manos para ver el cartel más llamativo e importante de la feria, compuesto por Morante de la Puebla, Julián López “El Juli” y Joselito Adame, con toros de Los Encinos. Al parecer, la empresa colgará en taquilla el precioso letrero de “Agotado el boletaje”.
Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Noveno festejo de la Feria de San Marcos. Media entrada en tarde bochornosa, con algunas ráfagas de viento. Un toro de Cuco Peña (1o.) y otro de Fernando de la Mora (4o.), para rejones, de buena condición en general, y cuatro de Celia Barbabosa, bien presentados, de escaso juego en su conjunto por su falta de transmisión, dos de los cuales (5o. y 6o.), que resultaron complicados. Pesos: 516, 477, 506, 485, 505 y 574 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas y ovación. Fermín Spínola (azul turquesa y oro): Silencio y pitos. Sergio Flores (nazareno y oro): Oreja y silencio. Incidencias: Destacó en varas Luis Miguel González, que picó con arrojo.