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Liber Taurus: Aguascalientes y Juriquilla

Viernes, 25 Abr 2014    Quito, Ecuador    Santiago Aguilar | Opinión   
La columna de este viernes

México llama la atención del orbe taurino por ofrecer escenario a dos sucesos de importancia como son el cumplimiento en estos días de la feria de San Marcos en la ciudad mexicana de Aguascalientes y, la  reaparición de matador de toros español José Tomás en la plaza de Juriquilla el próximo sábado tres de mayo.

En el primer caso, el ciclo de corridas hidrocálido cada vez adquiere mayor vigor y trascendencia; vigor presente en un largo abono que suma 16 tardes a las que asisten un sobresaliente número de aficionados, y, trascendencia, establecida por la participación en los carteles de las más importantes figuras del toreo mundial que estoquean reses de seleccionadas ganaderías.

Las combinaciones y la identidad popular de las funciones taurinas en la región centro norte de este país han determinado que desde la inauguración de la Plaza Monumental de Aguascalientes el 23 de noviembre de 1974, es decir hace casi 40 años, cuando Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Armillita, llevaron a cabo el primer paseíllo en medio de nueve mil espectadores que llenaron el coso; el espectáculo adquiera mayor jerarquía y resonancia al punto que el tauródromo requirió obras de ampliación a su actual capacidad superior a las quince mil personas.

La reinauguración de abril de 1991 afianzó al ciclo Sanmarquino que hoy por hoy vive sus horas más brillantes y, en tanto en cuanto, se logre mantener el nivel de la oferta taurina, el cliente, estamos seguros, seguirá apostando por la, hoy por hoy, feria más importante de América.

Con San Marcos aún en escena, el sábado, a escasos 300 kilómetros de distancia en la ciudad Querétaro, en la plaza de Juriquilla, se anuncia la reaparición de José Tomás, máxima exponente del toreo actual que vuelve a los ruedos tras una larga como inexplicada ausencia.

¿Por qué en México? Se preguntan las legiones tomasistas, la respuesta está al alcance de la mano, basta enfocar el estrecho vínculo del torero con estas tierras en las que desembarcó en 1994 para forjarse como novillero, decenas de novilladas aquí y allá le dieron el bagaje necesario para decidirse por el doctorado, posterior a su despidida del escalafón menor en Aguascalientes en noviembre de 1995 para pocos días más tarde, el 10 de diciembre, convertirse en matador de toros en el imponente embudo de la Monumental México.

La cara y la cruz de la profesión las vivió José Tomás en estos lares, sus rotundos triunfos y faenas históricas contrastan con la terrible herida sufrida en la misma Aguascalientes en abril de 2010, cornada que a punto estuvo de arrancarle la vida.

Desde aquel año las idas y venidas del coleta se han producido a cuenta gotas, cada una de sus actuaciones lleva la marca de leyenda que ya envuelve al lidiador, así las cosas, en pocos días la atención de los aficionados de todas las latitudes se concentrará en el recoleto escenario del estado de Querétaro para mirar la imponente tauromaquia del diestro de Galapagar que acompañará al espada local Fernando Ochoa que cierra su carrera profesional.

Lo cierto es que Tomás vuelve a torear en público veinte meses después de su inolvidable “última aparición” aquella de la “corrida perfecta” del 16 de septiembre de 2012 en el anfiteatro francés de Nimes. 

Más allá del “adiós” del uno la tarde será inolvidable por el “he vuelto” de uno de los toreros más intensos de la historia.


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