Allí estaba, una vez más, en el callejón del Nuevo Progreso. Era el mismo burladero, y casi el mismo vestido. Cuando menos los colores semejaban a los que, hacía un año, había lucido. Sólo faltaba el amplio sombrero de fieltro con que, aquella primera vez, cubría su cabeza. Pero el humeante puro y la sempiterna sonrisa no faltaban. Era el famoso y temido abogado Julio Esponda Egartechea, uno de los mecenas de la academia taurina Tauromagia.
Al hablar de la escuela taurina, el profesionista dijo no sentirse satisfecho, porque:
"¡Hombre! Yo creo que satisfecho, sería decir mucho; pero no puedo ocultar que me siento contento. Creo que vamos caminando, y que hay muchachos preparados, con verdaderas probabilidades de llegar a ser figuras, si realmente se lo proponen".
La presencia del matador de toros potosino Mario Zulaica, como había ocurrido la otoñal tarde del calendario anterior, reafirmó, en mí, la certidumbre de que el hombre que estaba detrás del burladero era uno de los socios del despacho de abogados Zínser, Esponda y Gómez Mont. Esta ocasión, empero, había un escollo que el corresponsal debía vencer: no tenía grabadora. La generosidad del colega Edgardo Levy Gallardo me sacó de apuros: me prestó su equipo. Y pude conversar con el aficionado y bienhechor taurino. Aquí, nuestra charla:
-¿De qué le gustaría que platicáramos: de política, o de toros? –le pregunté apenas lo tuve a la mano.
-De toros –respondió sonriendo y sin titubeos.
-¿Por qué de política no? –Me hubiese gustado hacerlo, en este campo. Sobre todo ahora que el asunto de la Reforma Petrolera todo lo alcanza y contamina.
-De política, no. De eso no entiendo –su respuesta me provocó una carcajada, mientras él daba una bocanada a su habano.
-¿Qué ha significado para el abogado, para el mecenas, Tauromagia?
-¡Hombre, pues mucho gusto! La verdad es que me ha dado muchas satisfacciones, en esta última etapa. Muchas satisfacciones con los toreros: con El Payo, con Mario Aguilar, con Arturo (Saldívar) y con Sergio Flores. Los 4 muchachos andan toreando y funcionando, ¿no? Y ya estamos próximos a la primera alternativa.
-¿Esto nació por afición, o ante la necesidad de que nos hacen falta figuras?
-Pues motivado un poco por eso, pero sobre todo por afición.
-¿Usted es de tierra de toros?
-¡No, no, no! ¡Para nada! Al contrario. No soy de tierra de toros, pero siempre he sido aficionado a los toros y me gustan. Me gustan mucho los toros. Soy aficionado desde hace 35 años.
-¿Qué piensa del toro mexicano?
-En cuanto al toro... Bueno, yo creo que aquí, en México, tenemos ganaderos de primera línea y me parece que varias ganaderías pasan por buen momento. Otras están en vías de conslidación.
-De esto, de los toros, desgraciadamente viven muy pocos. Tanto ganaderos, aficionados y toreros. Es un espectáculo en el que hay que meter dinero. Los ganaderos también tienen que aportar bastante, ¿no?
-Pues sí. Pero creo, además, que lo hacen con gusto. Los ganaderos siempre aportan la bravura para que los jóvenes se vayan preparando. La experiencia que tengo es que hay la generosidad y la disposición, de parte de los ganaderos. Y el ganado que crían para la preparación de los toreros.
-Imagino que tiene muchos amigos ganaderos. De las ganaderías, ¿hay alguna que, en especial, le llame la atención, que le guste verla lidiar? ¿Recuerda algún toro que haya dejado algún recuerdo?
-No. Hay muchas ganaderías que me gustan mucho. Yo creo que, como todos los aficionados, hay toros buenos y toros malos. Pero, me quedo con los buenos, sin duda.
-Y volviendo a lo que la academia: Todos sabemos que las escuelas taurinas son indispensables, como lo son las escuelas, en todos los aspectos de la vida. En cuanto a los toreros, ¿se siente satisfecho con los resultados que arroja Tauromagia?
-Pues, ¡Hombre! Yo creo que satisfecho, es mucho. Pero me siento contento. Yo creo que vamos caminando. Creo que hay muchachos preparados, con verdaderas probabilidades de llegar a ser figuras, si realmente se lo proponen.
-No se vale dar coba. Pero tres muchachos me han llamado la atención, de los alumnos de Tauromagia: Mario Aguilar, El Payo y Arturo Saldívar. Usted formó parte del grupo iniciador de esta aventura, junto a Enrique Martín Arranz y José Miguel Arroyo, Joselito. ¿Recuerda cuántos alumnos se inscribieron en esa primera etapa?
-Sí, claro. Ellos nos apoyaban y asesoraban en ese esfuerzo. No en tiempo pasado, lo hacen en el presente. Hasta la fecha siguen asesorándonos y apoyándonos. Y, hasta estos días, varios muchachos han pasado por allí. El Canelo, que estuvo muy bien este año, estuvo con nosotros. Estuvo con nosotros, Víctor Mora, ya matador de toros. Oliver Godoy, de aquí, también estuvo tres años con nosotros. Y varios muchachos que andan toreando ahora, y que han ido desarrollando, han pasado por allí. Entonces, creo que cualquier esfuerzo para la preparación de los toreros es válido, es bien recibido. Y hay que alentarlo.
Impulsor, entusiasta
-El arte del toreo, como la ciencia, creo que es válido hasta hurtarlo. De donde lo haya. En este aspecto, yo lo felicito por el buen grupo que formó. Me llama la atención que Joselito, una primera figura de La Fiesta, se haya sumado a este esfuerzo.
-Bueno, la verdad es que el matador Arroyo, yo te diría que es fácil para estos temas. Él fue alumno de la escuela de Madrid y siempre ha agradecido eso. Él, realmente siente que gracias a eso, llegó a donde llegó. Y siempre ha sido muy generoso con los jóvenes que empiezan. Como maestro, cuando puede darles un consejo. Como ganadero, cuando puede, darles alguna vaca, algún toro.
-¿En qué ha ayudado el maestro Joselito a Tauromagia Mexicana?
-A mí me consta que, prácticamente, en su ganadería se hacen las tientas con jóvenes de la escuela de Madrid. Y siempre está dispuesto a tratar de que, en los carteles que participa la vacada, vayan toreros jóvenes. Sin duda es un gran impulsor. Tiene una fundación. Aporta dinero. Ellos son copromotores de los festejos que se hacen en la plaza de Vistalegre (Madrid). Él siempre ha sido un entusiasta, en esa parte".
-Y en su despacho, que también está lleno de figuras, ¿se habla de toros?
-¡Sí, cómo no! Allí hay muchos aficionados a los toros. Nos entretenemos con eso. Nos divertimos mucho, también.
-¿Allí no salen bueyes?
-Pues los menos posibles; por lo menos eso es lo que procuramos (risas).
-Lo que pasa es que veo el nombre de un paisano mío entre sus socios. Yo no soy de aquí, pero tengo tempo de cubrir esta fuente. Vengo de Michoacán. Trato de escribir para un semanario que se llama GUÍA, y se edita en Zamora. Recuerdo que son socios con el también michoacano Fernando Gómez Mont.
-Así es, somos socios.
-A don Fernando, ¿le gusta la Fiesta?
-También, ¡cómo no!
-¿Y no le entra con los centavitos para Tauromagia?
-¡Pues de repente, con algo se pone!
-¿Qué le quiere decir a los aficionados en general y a la gente de Zamora en particular?
-Pues que no dejen caer a la Fiesta. Que hay qe acudir a los toros. Que eso es lo importante. Que el público vaya y que se revitalice esto.
Nos despedimos con un apretón de manos. Arturo Saldívar ya esperaba la salida del novillo con que iniciaría la segunda parte del festejo.