No cabe duda, la determinación y el saber leer las condiciones que plantean los novillos hace la diferencia. No fue necesariamente mejor el lote de Sergio Flores; su primero se empleó aunque fue ligeramente brusco, mientras que su segundo resultó tardito, y sin embargo la gente salió hablando de él después de esta tercera y lluviosa función de la temporada.
A su primero no lo pudo torear con el capote tanto por las condiciones del ruedo como porque el novillo no terminaba de emplearse, sin embargo vaya que lo toreó por nota con la muleta, entendiendo las condiciones y haciendo que el novillo terminara entregándose sobre todo por el lado izquierdo, llegando al punto culminante del trasteo en un cambio de mano que le resultó deletreado.
Poca gente en el tendido pero los olés resonaban como en las mejores temporadas novilleriles de La México. Tras una estocada contraria pero efectiva recibió de manos del alguacilillo la primera oreja de la tarde, que le dejaba en bandeja la posibilidad de repetir la salida en hombros de la plaza.
Y estuvo a punto de conseguirlo, ya que el segundo de su lote también terminó empleándose en la muleta de seda del novillero tlaxcalteca, que le dio la distancia que pedía y con ello volvió a bordar el toreo al natural. Terminó la faena con detalles de lujo junto a la zona del burladero de matadores, justo antes de fallar con la espada, lo que le impidió redondear la tarde. Orejas aparte, la gente, que aguantó el chubasco estoicamente, se rindió a la gran tarde de Sergio y le obligó prácticamente a dar la vuelta al ruedo. Buena costumbre ésta, que debería recuperarse.
Alfonso Mateos estuvo voluntarioso toda la tarde, mostrando ese abigarrado concepto del toreo que posee. A su primero, que blandeó, tuvo que torearlo justo cuando comenzaba la lluvia, y la gente le reconoció el esfuerzo ya que estuvo en la cara intentando sacar muletazos durante largo tiempo. Culminó de un espadazo contrario y un descabello para saludar en el tercio tras petición.
Se segundo fue más complicado, ya que topaba y llevaba la cara alta, y aunque comenzó doblándose con él, no pudo terminar de meterlo en vereda. Escuchó palmas tras estar certero con la espada.
Para Cristian Hernández resultó un debut complicado. Por el sitio que se le ha visto en tardes recientes no podría pensarse que le pesó el compromiso, pero un cúmulo de situaciones se presentaron en este su primer paseíllo en el coso de Insurgentes.
Su primer novillo llegó con ciertas condiciones a la muleta -de hecho con similares condiciones al segundo del lote de Flores-, si bien tardo, Cristian se esforzó en sacarle los muletazos en una distancia corta, y aunque logró un par que le resultaron coreados, el novillo protestaba y le pedía que le perdiera un paso para poder ligar. Al final, dio incluso la impresión de que terminó ahogado. Con la espada estuvo mal, llegando a calar al novillo, y escuchó un aviso.
Sabiendo que se le iba la tarde, su tarde de presentación en México, salió en medio de la lluvia y con el ruedo en condiciones complicadas a plantarse en los medios para recibir al novillo cambiándose el capote de perfil para darle la espalda y resolver con una tafallera.
Este detalle, que la gente le reconoció con fuerza, sería a la postre el momento más coreado de su actuación, ya que el novillo llegó topando a la muleta y aunque Cristian lo intentó, no pudo encontrarle la cuadratura al circulo. Para colmo, mató de un espantoso bajonazo que la gente le recriminó. Ojalá saque Cristian alguna lección positiva de esta tarde y le llegue otra oportunidad para mostrar el buen momento de madurez que atraviesa, y que lamentablemente quedó inédito para la gente de México.