El torero reivindica al político (video)
Sábado, 03 Ago 2013
Huamantla, Tlax.
Juan Antonio de Labra | Foto: Nacif
Rafael Ortega cortó un rabo en su despedida en Huamantla
La Feria de Huamantla comenzó con el pie derecho, y un triunfo más que significativo de Rafael Ortega, que tuvo en las manos el mejor lote del encierro de Jorge de Haro y no desaprovechó la ocasión de tumbarle el rabo al cuarto, en medio de los melancólicos compases de "Las Golondrinas" y el cariño de la gente, que terminó entregada.
Y es que el matador de Apizaco no lo tenía fácil envuelto en la polémica de su elección como alcalde, y a lo largo de la tarde se percibieron algunos gritos desaprobatorios que iban dirigidos al hombre que busca abrirse camino en ese sinuoso y complejo camino de la política.
Pero el torero resolvió de mejor manera con ese segundo toro de su lote, un ejemplar cornipaso, bajo y reunido, que salió acalabrado y se fue calentando conforme transcurrió la faena, que mantuvo un mismo tono festivo del agrado del público, que le jaleó con fuerza a Ortega toda clase de muletazos, detalles, adornos y desplantes.
Y como a la hora de matar se perfiló en corto y se fue derecho detrás de la espada por derecho, cobró una estocada de las suyas, hasta el pomo, que hizo rodar al de Jorge de Haro en escasos segundos. A sus manos fueron a parar las orejas y el rabo del toro, pedidos con fuerza por la gente, que quiso así reconocer el esfuerzo de Ortega y dedicarle un sentido adiós luego de una historia repleta de triunfos pasados en este mismo escenario.
La faena al toro que abrió plaza, el más bien hecho y completo de la tarde, por bravo y noble, fue de más a menos conforme el ejemplar acabó parándose. Fue una pena porque el toro apuntó cosas muy interesantes desde que salió por la puerta de toriles lo que sirvió para ver un torero de capote terso, a pies juntos, por parte de Rafael, que también se prodigó en un buen quite por chicuelinas.
Cabe mencionar que en ambos toros, Rafael Ortega cogió lo palos y aunque ya no está en el mejor momento físico de su carrera, cubrió los tercios de banderillas con decoro, siendo un par de cortas, al quiebro, metido en tablas uno de los más arriesgados y de los que se libró de milagro.
Jerónimo realizó una faena atractiva, la que le hizo a su segundo toro, que era un morito sumamente agradable, capacho, de dulces embestidas, las ideales para un torero de su corte.
Los instantes más artísticos de la corrida los firmó el poblano con el capote, con el que ejecutó una serie de magníficas verónicas, y luego se dio a correr la mano sabrosamente con la zurda, manteniendo la cuadratura de la muleta de principio a fin, con trazo, temple y ritmo. Lo malo fue que el toro no se echó, no obstante que Jerónimo se tiró a matar de verdad y le colocó una estocada entera, un poco contraria. Después de varios golpes de descabello el de Jorge de Haro dobló y el entusiasmo decayó a la hora de la hipotética concesión de trofeos, que nunca llegaron.
El segundo toro, primero del lote de Jerónimo, no hubo opción porque desarrolló sentido y cortaba el viaje. Ese tipo de embestidas no favorecen en nada la vena de un torero al que se le observa con mucho agrado porque de pronto viene el chispazo que deleita, a reserva de que en ciertas ocasiones su quehacer no tenga redondez.
En este ejemplar, incomprensiblemente, el juez de plaza, Gilberto Ruiz Torres, accedió a la petición del matador de cambiarlo únicamente con un par de banderillas por solicitud del matador en turno, luego de que las cuadrillas estaban pasando fatigas para cubrir el tercio.
El madrileño Sergio Aguilar, que debutaba en México, tuvo la mala fortuna de haber sorteado un lote muy complicado, compuesto por un primer toro fuerte y sin fijeza, que tenía la única virtud de humillar, y cuando llegaba a emplearse transmitía su peligro.
La gente vivió con intensidad la faena de Sergio desde el momento en que el toro le dio un fortísimo golpe en el muslo derecho, y haberle levantado los pies de la arena. Fiel a ese concepto que le inculcó Antonio Corbacho, volvió a coger la muleta y volvió a la cara del toro para darle una serie de derechazos de bello trazo que calentó el ambiente. Las manoletinas finales, templadas y valientes, fueron un digno colofón a un trasteo meritorio que no tuvo la rúbrica de la espada.
El toro que cerró plaza era basto de hechuras y no mintió, pues topaba con violencia y quería quitarse la muleta de enfrente. Sergio no lo vio claro y fue desarmado dos veces, por lo que la faena fue demasiado dispersa y sin mando, evidenciando quizá la falta de sitio de un torero que a lo largo de 2013 sólo ha toreado dos corridas.
Al final de la jornada Rafael Ortega abandonó la plaza a hombros, con una amplia sonrisa en los labios, satisfecho de ver que esta campaña de despedida avanza conforme a los planes de ese itinerario político que dará un giro de 360 grados en su vida dentro de poco tiempo.
Ficha Huamantla, Tlax.- Plaza "La Taurina". Corrida del Mestizaje. Primera de feria. Dos tercios de entrada en tarde agradable. Toros de
Jorge de Haro, desiguales en hechuras y de juego variado, de los que destacaron 1o. y 4o., mientras que el 5o. fue manejable; el resto sacaron complicaciones.
Rafael Ortega (azul pavo y oro): División y dos orejas y rabo. Jerónimo (azul pavo y oro): Silencio y ovación tras aviso. Sergio Aguilar (berenjena y oro): Palmas tras aviso y silencio. Incidencias: Destacó en varas Carlos Domínguez que fue ovacionado, así como el aspirante a banderillero Daniel, originario de Mérida, que clavó con arrojo.
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