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¡Joselito Adame roza la gloria en Madrid! (video)

Martes, 04 Jun 2013    Madrid, España    Juan Antonio de Labra | Foto: Emilio Méndez            
El torero mexicano cortó una oreja y dio un puñetazo de autoridad en Las Ventas
Joselito Adame acarició el triunfo con las yemas de los dedos, y se quedó a un pequeño paso de abrir la puerta grande de Las Ventas de Madrid luego de una actuación rotunda, marcada por su valentía; la sobriedad de sus faenas, la claridad de ideas desplegada y, en suma, por una torería que dejó el ambiente impregnado de emoción.

Con estos argumentos, el hidrocálido demostró que es la punta de lanza de la nueva generación de espadas mexicanos que andan muy gallos, dando pelea con arrojo y ofreciendo satisfacción y alegría a la afición de nuestro país. Porque hasta ahora no han hecho otra cosa que triunfar: cortar orejas en Madrid y poner el nombre de México por lo alto.

Palabras como "dedicación", "sacrificio", "esfuerzo" o "mentalización", están en el decálogo imaginario de los nuestros. Y si ya en la pasada Feria de Aguascalientes habíamos visto la positiva evolución y la profundidad con la que Joselito está toreando, hoy en Madrid puso de acuerdo a todo mundo. ¡Vaya manera de afrontar el compromiso! Así es como debe venir un torero a esta plaza: con el corazón en la mano y la mirada del tigre.

Fue una verdadera pena que no matara al primer viaje al sexto toro de la tarde, el único ejemplar de El Montecillo que se prestó al lucimiento, porque suya hubiese sido la salida a hombros hacia la madrileñísima calle de Alcalá, en una estampa que hoy día se vislumbra lejana en el tiempo cuando Eloy Cavazos lo consiguió en San Isidro de 1972, ¡hace más de 40 años!

Pero al margen de esta triste circunstancia, lo suyo fue la enseña de la determinación y la actitud, como la que sacó a relucir cuando se puso delante del primero de su lote, un toracón de nombre "Hojalayero", de 570 kilos, descastado aunque con cierta transmisión, al que plantó cara en los medios para hacerle una faena estructurada, en la que brilló su toreo con la mano derecha.

Atacó Joselito a "Hojalayero" con mucha seguridad; le dejó la muleta puesta debajo del hocico y giró en los talones armoniosamente para ligar pases en un palmo de terreno, siempre centrado y haciendo gala de esa entrega tan especial que el público de Madrid sabe apreciar.

Los pases de pecho, los desdenes y otros adornos, tuvieron el sello de lo bien hecho. Y fue meritoria una estocada en los medios, en la que la alzada del toro le impedía divisar con facilidad el hoyo de las agujas. Quizá por ello se perfiló apuntando la espada hacia arriba y colocó una estocada recia, un tanto desprendida, que no fue impedimento para que le concedieran una oreja de ley.

No conforme con ello, Joselito Adame se fue a la puerta de toriles a recibir al sexto con una larga cambiada de rodillas. El momento de tensión dio curso a unas verónicas de amplio trazo que abrochó con una media muy sabrosa, y de ahí se siguió con un renovador quite por zapopinas, mismo que antecedió el brindis al ganadero y empresario Pablo Moreno. La faena, variada y vistosa, volvió a dejar soberbios chispazos de esta nueva forma expresiva que ha dado un nuevo cariz a su tauromaquia.

Joselito aprovechó que el toro se movía con alegría y fue así como construyó la obra basada en la quietud y la plomada de sus zapatillas. Los naturales, largos, dando ventajas al toro, así como los redondos, mantuvieron un gran acabado y por ahí desgranó una trincherilla que provocó un sonoro olé y dejó para el recuerdo.

Los tres pinchazos previos a la estocada estropearon el apacible sueño en el que estaba sumergido el torero… y el público. Sin embargo, la postrera vuelta al ruedo tuvo la singularidad del reconocimiento unánime, ese que debió ser un bálsamo para Joselito en una corrida de tanta significación en su carrera.

No importa; ahí está la puerta grande que da a la calle de Alcalá y no se moverá de su sitio. Seguramente Joselito volverá a torear en Madrid antes de lo que esperamos. Y ojalá que en su próxima comparecencia, con esa misma mentalidad, su toreo se manifieste con la misma frescura y sinceridad de esta tarde en la que, al igual que Diego Silveti y Arturo Saldívar, cada uno en su día, ya hizo historia.

A diferencia de Adame, Antonio Ferrera, el primer espada del cartel, sorteó un lote infumable y el extremeño derrochó afición y oficio, espectacularidad en banderillas y solvencia con la muleta, en dos trasteos distintos pero igualmente dotados de sentido de la profesionalidad que hablan bien él como torero.

La gente alentó a Antonio durante estos trasteos en los que manifestó el conocimiento de los terrenos y las distancias, y a los dos mansos de libro del ganadero Paco Medina dio la lidia indicada, con inteligencia y brevedad. Y eso es torear, indiscutiblemente.

Serafín Marín, por su parte, se mostró aseado pero carente de alma; sobre todo con el quinto, un toro manejable con el que no terminó de centrarse y, mucho menos, de romperse. Su actuación estuvo marcada por la grisura de dos faenas políticamente correctas, igualmente frías como si el hecho de torear no entrañara un profundo sentimiento, ese que hoy, Joselito, tuvo a flor de piel. Por eso sus faenas le llegaron a la gente, que estuvo receptiva y cariñosa en esta grata comunión con un torero lleno de pasión que hoy dio un puñetazo de autoridad sobre la mesa.

Ficha
Madrid, España.- Primera corrida de la Feria de Arte y Cultura. Media plaza en tarde agradable y poco viento. Toros de El Montecillo, bien presentados y descastados en su conjunto, salvo el 6o. que tuvo movilidad y alegría en sus embestidas. Pesos: 510, 502, 570, 518, 551 y 522 kilos. Antonio Ferrera (grana y oro): Silencio en su lote. Serafín Marín (azul marino y oro): Silencio en su lote. Joselito Adame (verde botella y oro): Oreja y vuelta.

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