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¿Será que la vida no vale nada?

Domingo, 28 Abr 2013    Aguascalientes, Ags.    Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda           
El Payo hizo una faena escalofriante, mientras que Sergio Flores salió a hombros
Ya intuíamos que esta Feria de Aguascalientes iba a mantener un tono alto de buen toreo y mucha rivalidad, pero no imaginábamos que las cosas iba a rayar a un nivel como el que se vivió el día de hoy con la actuación de El Payo y Sergio Flores, que levantaron una tarde muy complicada debido a la falta de casta de los toros de El Junco.

Y si bien es cierto que Pablo Hermoso había cuajado una gran faena al cuarto toro, uno de los dos de Bernaldo de Quirós que dieron excelente juego, la actuación de los toreros a pie había pasado completamente inadvertida tras la lidia de los ejemplares corridos en segundo y tercer lugar.
Así que esta falta de casta de los cuatreños michoacanos, que ni siquiera valía para estar valientes, fue el detonante de lo que, minutos más tarde, iba a ocurrir en la Monumental de la Avenida López Mateos.

Consciente de que este año es el definitivo para convertirse en figura del toreo, a Octavio García "El Payo" cuajó una faena de una enorme tensión que mantuvo a la gente al filo del asiento, porque el queretano salió dispuesto a inmolarse y se pegó un tremendo arrimón que conmocionó al público.
Pero no se crean que fue un arrimón de esos tremendistas y atropellado, sino un arrimón meditado, consciente y serio, además de muy torero, en el que aquella tauromaquia ojedista de los primeros años ochentas cobró una fuerza inusitada.

Porque el toro se frenaba, levantaba la cara, le acariciaba a Octavio los alamares con la pala del pitón. Y el torero, sembrado como un poste en la arena, mantenía el pulso sin alteraciones, esperaba a que el toro decidiera a continuar su camino y así encauzaba aquellas embestidas tan inciertas.

Cuando todo mundo creía que El Payo se iba a arrugar o sería volteado de fea manera, no sucedía ni una ni otra cosa. Convertido en una estatua torera, Octavio se aferraba a su voluntad, como los toreros machos, y terminaba haciendo pasar al toro hasta culminar el muletazo.

Desde luego que este alarde de valor; esta demostración de hambre de gloria, hizo estallar al tendido, que no daba crédito a lo que estaba viendo. Uno a uno, los frenazos, las miradas y el peligro sordo del toro, se desvanecía cuando El Payo se mantenía impávido toreando con una gran hombría.

Y su anhelo de matar a un tiempo, pues era imperativo esperar un poco al toro para ver si iba a humillar en el embroque, no fue impedimento para que, una vez colocada una buena estocada, se le concediera una oreja; pobre premio a una esforzada labor en la que se jugó el físico con una enorme determinación.

La impresión de inseguridad que había causado Sergio Flores delante del tercer toro no hacía albergar nada bueno cuando el sexto comenzó a sembrar el pánico entre las cuadrillas. Y la cosa apuntaba a que el debut como matador de toros del tlaxcalteca en Aguascalientes se iba a saldar con una tarde para el olvido. Pero no fue así. Qué va. Flores se sintió espoleado por El Payo, y con la misma mentalidad de triunfo y ambición que caracteriza a los toreros de Tauromagia Mexicana, se impuso a la adversidad y acabó metiendo en la muleta al reservón ejemplar de El Junco.

A favor del toro hay que apuntar su transmisión, y que una vez decidido a embestir metió la cara abajo, situación que Sergio aprovechó con mucha inteligencia para ligarle el toreo en un palmo, girando los talones y ligando en un palmo varias series de muletazos de largo trazo y excelente acabado, mismas que abrochó son soberbios pases de pecho.

A estas alturas de la corrida la plaza ya era un volcán, y más aún cuando el tlaxcalteca se volcó sobre el morillo del toro y cobró una estocada fulminante para cortar dos orejas de mucho mérito. De golpe y porrazo, Sergio es el segundo matador –después de Diego Silveti– que consigue obtener dos apéndices de un mismo toro.

Los mejores momentos de Hermoso tuvieron lugar sobre los lomos de "Dalí", un caballo con nombre de pintor, con el que clavó banderillas y toreó de forma magistral ante "Sorolla", un toro también con nombre de pintor. Y entre "Dalí" –el genio catalán del surrealismo– y "Sorolla", el sensual expresionista valenciano– discurrió una faena con tintes muy toreros, hasta que llegó la hora de la verdad y Hermoso echó por la borda una obra valiosa.

La feria ya entró en una espiral ascendente de emoción que seguramente vivirá instantes mágicos, porque los toreros saben que el epicentro del toreo está en Aguascalientes, y que a veces, como cantaba el gran José Alfredo Jiménez, "La vida no vale nada".

Ficha
Aguascalientes, Ags. Plaza Monumental. Séptimo festejo de feria. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa, con algunas ráfagas de viento. Dos toros de Bernaldo de Quirós para rejones, de buen juego, con distintos matices en su comportamiento. Y cuatro de El Junco, bien presentados, decastados en su conjunto, aunque el 6o. con transmisión. Pesos: 490, 542, 476, 480, 492 y 521 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Silencio y palmas. Octavio García "El Payo" (lila y azabache): Silencio y oreja. Sergio Flores (espuma de mar y oro): Silencio y dos orejas. Incidencias: Al final del festejo Sergio Flores salió a hombros.


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