Si bien los lotes tuvieron claras diferencias en el comportamiento, tanto Jorge Pérez de Pauloba como Diego Sánchez evidenciaron, cada uno dentro de su estilo, condiciones interesantes en el primer festejo del serial de novilladas en Juriquilla.

Jorge Pérez de Pauloba se llevó en suerte el lote más manejable del encierro de Marrón, siendo el primero el que destacaría sobre el resto. No tuvo una lidia sencilla, y el mérito del novillero queretano fue no desdibujarse, aún dentro del lógico aceleramiento por momentos al querer hacer todo frente al novillo.

Tras el encuentro con el picador, donde el de Marrón cumplió, realizó un quite por chicuelinas y banderilleó con acierto, mientras que en la muleta, cuando el novillo le exigió al inicio, no perdió la compostura y resolvió con cierta soltura las exigentes embestidas. Pegó buenos pases por ambos pitones y pasaportó de una estocada tendida y un descabello para escuchar palmas tras un aviso.

En el tercero, un novillo que fue de más a menos, ejecutó un vistoso quite por cordobinas y volvió a banderillear, con menos acierto que en el turno anterior. Ya en la faena de muleta destacaría en varios derechazos de buena factura, mostrando buenas maneras, así como en un desdén con una particular expresividad que le fue festejado en el tendido. Culminó el trasteo de media estocada, suficiente para la petición y posterior concesión del trofeo. En éste novillo el sobresaliente Humberto Quevedo ejecutó un quite por verónicas, enjundiosas, siendo arrollado sin consecuencias.

Por contra, a Diego Sánchez le correspondió un lote prácticamente sin posibilidades. Su primero, corto desde la salida, le impidió estirarse a la verónica, quedando únicamente los esbozos de lo que parecían lances importantes con el capote. En la muleta el novillo embestía a media altura, sin entregarse, rajándose definitivamente mediado el trasteo. Culminó por manoletinas, intentando recomponer la escena, aunque después fallaría con la espada, teniendo incluso que hacer uso del descabello. Escuchó palmas.

A su segundo, sin transmisión, había que atacarle para sacar los pases. Estuvo esforzado, en una faena larga pero que no terminó de trascender por las condiciones del de Marrón. Nuevamente falló con la espada, incluso calando al novillo al segundo viaje, sin embargo la gente le recompensó el esfuerzo con palmas tras escuchar un aviso. Habrá que esperar una futura comparecencia para que Diego pueda evidenciar ante novillos que den más juego las buenas condiciones que pudo esbozar.